Las zonas residenciales
Cuando en Estados Unidos se les presentó la oportunidad de fabricar su geografía ideal, se les ocurrió, para bien o para mal, una idea: las zonas residenciales. En el año 2025, la gente probablemente seguirá viviendo en casas separadas por una distancia reducida de las de sus vecinos, pero la revolución cibernética y el movimiento ecologista prometen alterar el paisaje. Mientras los ordenadores promueven una tendencia desmesurada hacia la descentralización, al permitir que la gente se disperse y viva o trabaje en cualquier lugar, la conciencia ecologista impulsará una concentración en sentido opuesto para preservar los espacios abiertos. La reconciliación entre estas dos tendencias enfrentadas definirá las zonas residenciales del futuro. Mientras que la inmensidad del ciberespacio satisface cada vez más el deseo de disponer de mayor amplitud, la casa y el jardín se reducirán hasta tener un tamaño más razonable; cuando la gente pueda encontrar la intimidad en el mundo virtual, aquellos fatigosos contratiempos entre vecinos se volverán menos importantes. Al mismo tiempo, el ciberespacio se convertirá en el terreno para el consumo ostentoso, relevando al hogar y al jardín de esa responsabilidad. Mientras tanto, el barrio físico será liberado para albergar parques y otros lugares comunitarios.La revolución cibernética también tendrá un efecto en el interior de las casas. Supondrá un desafío para la cohesión de la familia dado que los niños se volverán ciudadanos autosuficientes del mundo virtual. El hogar se ajustará continuamente a las necesidades de la familia. A medida que el ciberespacio se convierta en el tipo de entorno primordial, la antigua necesidad territorial de tener habitaciones fijas desaparecerá, y el hogar se dividirá en actividades específicas en vez de simplemente entre los miembros de la familia. Se acabarán las peleas entre los niños para quedarse con el dormitorio más grande.
© TIME
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