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LA OFENSIVA DE ETA

El PSOE transmite al Gobierno su apoyo a la estrategia contra ETA pero no frente al PNV

Javier Casqueiro

El Gobierno y el PSOE han pactado, en una reunión celebrada en el Ministerio del Interior la noche del lunes, trasladar a la sociedad española un mensaje de "firmeza y apoyo" mutuo en la estrategia a seguir frente a la violencia terrorista de ETA. Los cinco interlocutores que participaron en la cena, de 21.30 a 2 de la madrugada, también reafirmaron su confianza en los cuerpos de seguridad del Estado, a los que se dotará de más medios. Pero la delegación socialista aprovechó para expresar al Ejecutivo, de forma sincera, sus discrepancias. El primer partido de la oposición no comparte, sobre todo, la estrategia del Gobierno y el PP de acorralamiento al PNV, una formación que el PSOE quiere recuperar para la "unidad democrática".

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El ministro del Interior, Jaime Mayor, futuro candidato a lehendakari, invitó a cenar en su departamento a los interlocutores del PSOE en asuntos de terrorismo. Mayor estuvo arropado en la parte gubernamental por el secretario general de Presidencia del Gobierno, Francisco Javier Zarzalejos, que fue en su día uno los interlocutores nombrados por José María Aznar para dialogar con ETA durante la tregua. Por la delegación socialista acudieron el secretario general del PSE y también aspirante a lehendakari, Nicolás Redondo; el ex ministro de Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el futuro portavoz parlamentario en el Congreso, Jesús Caldera, persona de confianza del nuevo secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero.La cena se prolongó desde las nueve y media de la noche del lunes hasta las dos de la madrugada del martes. El peso del diálogo por parte del Gobierno lo encauzó Mayor. Hubo una conexión fácil, cada vez es más frecuente en estos contactos bilaterales. Oficialmente apenas se transmitió que esta reunión venía a desarrollar, con la misma buena sintonía, la primera entrevista que mantuvieron en La Moncloa, el pasado miércoles, el presidente del Gobierno y Rodríguez Zapatero.

Uno de los interlocutores más experimentados presentes en la cita subrayó que la charla fue "franca y sincera" y admitó que durante la misma se pusieron sobre la mesa todos los asuntos, incluso aquellos en los que el Gobierno y el PSOE mantienen serias discrepancias.

El Ejecutivo no expresó al PSOE ninguna oferta concreta. Ambas comitivas se limitaron a hacer un repaso general sobre la situación en Euskadi desde prácticamente todos los ángulos posibles. Hablaron también de reforzar las medidas de seguridad para los cargos electos del PP y el PSOE.

La ofensiva de terror emprendida por ETA -la banda ha cometido ya siete asesinatos desde la ruptura de la tregua- fue objeto de especial debate. Se constató, como primer acuerdo de partida, que tanto el Gobierno como el principal partido de la oposición deben trasladar a la sociedad que en este asunto no hay matices ni divergencias. A ambos les une la voluntad inequívoca de no ceder jamás al chantaje armado de la banda.

También se concluyó que es procedente dejar bien sentado un respaldo importante y público de ambos partidos a la entrega de las fuerzas de seguridad del Estado. Tanto desde el Gobierno como desde el PSOE se acepta que hay que mejorar la eficacia y los medios con los que trabajan estos cuerpos policiales. No hay reproches a su actuación. Al contrario. El PSOE, eso sí, concede en este ámbito al Gobierno cobertura para que haga posible que la lucha contra ETA mejore cuanto antes.

Las palabras de Aznar

Los portavoces gubernamentales no precisaron a sus interlocutores las actuaciones que el Gobierno podría tener en estudio para propinar un duro golpe a ETA, como insinuó Aznar el sábado en San Sebastián tras acudir a la capilla ardiente de Juan María Jáuregui, el ex gobernador socialista asesinado por dos pistoleros. Los socialistas están desconcertados por el sentido de la advertencia que hizo Aznar a la banda y a su entorno. Interpretan que, al anunciar que los terroristas tendrán "muy pronto" motivos de preocupación, el presidente, en realidad, sólo quería comunicar sus deseos de ánimo ante un momento tan crítico.En cualquier caso, los representantes socialistas sí extrajeron la conclusión clara de que el Gobierno no comparte la propuesta lanzada el día anterior por el presidente del PP del País Vasco, Carlos Iturgaiz, sobre la posibilidad de pactar una reforma del Código Penal para que los terroristas cumplan íntegramente sus penas. La idea de Iturgaiz habría que entenderla como una iniciativa personal por la "tensión vital" que soporta diariamente en Euskadi.

Un miembro de la nueva Ejecutiva del PSOE próximo a Zapatero, con el que los interlocutores socialistas se reunieron en la mañana de ayer tras la cita nocturna en Interior, declaró que la propuesta de Iturgaiz rescata el "peor ideario beligerante del PP cuando estaba en la oposición y seguía la política del todo vale".

La reforma penal fue rechazada ayer públicamente por Nicolás Redondo, entre otras razones porque puede generar "incertidumbre". También la criticaron los portavoces del PNV, Joseba Egibar, y de EA, Gorka Knorr. Izquierda Unida tampoco la comparte. Pero la formación de Julio Anguita también se queja de su marginación en estos encuentros en la cumbre, y reclama al PNV que abandone ya el Pacto de Lizarra.

Sobre el PNV, Gobierno y PSOE tampoco tienen la misma opinión ni comparten estrategia. Coinciden en exigir a la formación de Xabier Arzalluz que se vaya de Lizarra. Pero lo que no acepta el PSOE es el acoso de los populares a la formación nacionalista vasca "para que salte por los aires" ni los recientes desplantes de Aznar e Iturgaiz a Ibarretxe. Para los socialistas, tampoco es una prioridad inobjetable que haya que anticipar las elecciones en Euskadi para solventar la actual situación, aunque sí entienden que una cita con las urnas podría clarificar el panorama y resultar incluso "higiénica". En todo caso, defienden que es más trascendente hablar de "la recomposición de la unidad democrática", incluyendo al PNV.

El propio Nicolás Redondo matizó ayer en Bilbao -tras suscribir la tesis de su compañero Ramón Jáuregui sobre la necesidad "inevitable" de convocar elecciones si persiste "la parálisis" del PNV, de las instituciones y del lehendakari- que el primer objetivo es "hacer un frente contra ETA". Pero no un pacto "contra el nacionalismo, sino en favor del acuerdo, la complicidad y el pensar juntos". Y con un "núcleo fuerte y poderoso" que luego "se pueda extender al resto de los partidos, incluido el PNV, porque el PNV ha dejado de ser imprescindible pero es necesario".

Redondo se reunió ayer mismo con el lehendakari Ibarretxe durante dos horas, según Europa Press. "No ha cambiado nada. Se mantiene el ámbito de confianza, pero discrepamos en todo lo demás", resumió el líder del PSE.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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