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El Ejército británico desmantela una torre de seguridad en el Ulster

A pesar del auge de la campaña armada de la disidencia republicana, el Gobierno británico tomó ayer un paso decisivo, de gran peso simbólico, en la reducción de la infraestructura de seguridad en Irlanda del Norte. Una torre de seguridad del Ejército británico, situada en la plaza del pueblo de Crossmaglen, bastión repúblicano y foco de francotiradores durante los 30 años de conflicto, ha comenzado a ser desmantelada, como parte del proceso de "normalización" de la provincia.

"La amenaza es todavía muy alta, pero es un paso que estamos preparados a dar para contribuir a la normalización", defendió ayer Roger Goodwin, responsable de comunicaciones del Ejército británico en Irlanda del Norte. La torre se levantó en 1976 para proteger a las fuerzas de seguridad y llevar a cabo operaciones de vigilancia en este enclave de la región de Armagh, conocido en el argot militar como "territorio de bandidos".Señales de tráfico con figuras de francotiradores se ven en los accesos al pueblo, en cuya plaza el IRA (Ejército Republicano Irlandes) ha matado a siete soldados británicos. Cuatro de ellos fueron abatidos antes de la construcción del puesto de vigía. Su desmantelamiento, que llevará una semana, fue celebrado por los partidos nacionalista y republicano como una fuerte apuesta para reforzar la confianza en el proceso de paz. En Crossmaglen sigue activa la base principal del Ejército, una fortaleza preparada para resistir ataques con morteros, misiles y armamento pesado. La elección de la torre entre los múltiples puestos de seguridad construidos en Irlanda del Norte fue fruto de una "calculada decisión". "El IRA ha reforzado su capacidad en los últimos tres años, pero juzgamos que no tiene intención de retornar a la violencia", valora el portavoz militar.

La amenaza procede de la disidencia republicana, que ha perpetrado, desde el pasado febrero, 14 atentados, incluidos dos con bomba en Londres. "Han mejorado su capacidad, sus ataques son cada vez más sofisticados y sus tácticas más flexibles. Siguen siendo grupos pequeños, compactos y cerrados, que atraen nuevos refuerzos de veteranos y jóvenes republicanos descontentos con el proceso político", continúa Goodwin.

El auge de la disidencia republicana representa una amenaza al objetivo de completar la "normalización" del Ulster para junio de 2001. Por ello, el primer ministro, Tony Blair, y su homólogo irlandés, Bertie Ahern, trataron en su encuentro de ayer en Londres las posibles vías de colaboración policial para combatir a estos grupos.

El jefe del Gobierno irlandés transmitió igualmente las quejas de nacionalistas y republicanos sobre la dirección que está tomando la reforma de la policía del Ulster. Los líderes católicos dicen que con el texto actual de la reforma no están en disposición de promover entre su gente el ingreso en el futuro cuerpo de policía.

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