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La oposición quiere cambiar el sistema y el PP replica que "está bien"

Antonio Jiménez Barca

Presupuesto

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30.000 personas esperan desde hace varios años para ser socios del Club de Campo municipal

Los grupos municipales de IU y PSOE están dispuestos a dar la batalla para que el Club de Campo pierda su exclusividad. Los portavoces de ambos partidos en el consejo de administración aseguran que se pondrán de acuerdo para, una vez pasadas las vacaciones estivales, modificar las normas a fin de que el recinto de este club, asentado en suelo público, deje de ser disfrutado principalmente por los 20.000 socios. Inés Sabanés, portavoz de IU en el Ayuntamiento y miembro del consejo de administración, asegura que el sistema de esta institución "debe cambiar y abrirse a los ciudadanos". Para eso, propondrá un modelo nuevo de tarifas que haga posible "que entre más gente". "Ya se verá si recurriendo a bonos especiales o a entradas más baratas, pero lo que no es de recibo es que en los años que corren exista una institución como ésa en suelo público", señala. En el intento de modificar estas tarifas, Sabanés encontrará la colaboración del PSOE. Fernando Sánchez, concejal de este partido y miembro del consejo de administración del Club de Campo, asegura que "se estudiará la forma de que esto no siga así".

Por su parte, Ignacio del Río, concejal de Urbanismo (PP), señala que las normas actuales "están bien". "Los precios no son tan abusivos como se piensa; hay campos de golf que cuestan lo mismo que el Club de Campo, y en el fondo, no es una institución elitista. Está abierta a todo el mundo. Todo el mundo puede entrar. Y eso antes no se podía hacer. Con la reforma, que la hizo el PSOE por cierto, el espíritu restrictivo se perdió".

Los datos que arroja el presupuesto son claros: el Club de Campo se sufraga casi exclusivamente con las cuotas de abonados. En 1999, los ingresos completos de esta institución ascendieron a 1.476 millones de pesetas. De ellos, 1.004 millones se ingresaron por cuotas, y 340, por el pago del uso de instalaciones deportivas por parte de los abonados. El escaso aporte económico de los no abonados en el presupuesto, a pesar de que para ellos es mucho más caro, ilustra el poco uso que hicieron de las instalaciones los que no son socios: sólo seis millones de pesetas se recaudaron por este concepto. El resto de los ingresos provienen de publicidad o de concesiones. Con el dinero que ingresa el Club de Campo por las cuotas de los socios tiene suficiente. El año pasado, esta institución se gastó 1.308 millones de pesetas. Según explicó el gerente, Carlos Grande, los beneficios se invierten en mejorar las instalaciones. "El Ayuntamiento", agrega, "no paga ni una peseta por mantenerlo".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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