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Mohamed VI anuncia más reformas al cumplir un año en el trono

El rey Mohamed VI de Marruecos ha anunciado en un largo discurso pronunciado con motivo del primer año de su acceso al trono nuevas reformas democráticas y la continuación de las emprendidas desde que el 30 de julio de 1999 sucedió a su padre, el fallecido Hassan II. Mohamed VI anunció la puesta en marcha de dos proyectos institucionales que vieron la luz en la época de Hassan II, pero que habían quedado congelados por voluntad de éste. Se trata de la constitución de un Consejo Económico y Social y del Alto Tribunal de Justicia.

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El consejo estará compuesto de expertos que, al parecer, serán designados directamente por el soberano a propuesta de sus consejeros. En cuanto a sus funciones, tendrá poder deliberativo y de consulta, pero será al mismo tiempo el órgano obligado para la discusión de cualquier proyecto o plan económico. En los últimos meses, ciertos medios de comunicación han puesto de relieve la inacción de las estructuras económicas gubernamentales y su sustitución por varios comités de expertos, presididos directamente por el rey. Con la revitalización del Consejo Económico y Social parece querer darse por finalizada la ambigüedad suscitada. En lo que respecta al Alto Tribunal de Justicia, simbolizará la puesta en práctica de "la separación de poderes" a la que Mohamed VI ha hecho alusión en su último discurso en el Parlamento marroquí.El soberano anunció también ciertas reformas en el aparato religioso del país, haciéndose eco de las críticas que recientemente se han formulado desde los movimientos islamistas y las cofradías religiosas hacia el inmovilismo de la estructura montada por el régimen anterior y en la que el Ministerio del Interior jugaba el papel de juez incuestionable. Mohamed VI anunció la reforma de los Consejos de Ulemas "para que ejerzan su trabajo bajo supervision directa" del soberano y de acuerdo con "los grandes principios del islam tolerante".

El capítulo más esperado del discurso real por la clase política marroquí era el relativo a la preparación de las próximas elecciones legislativas, el año 2002. Mohamed VI anunció una "reforma radical de la ley electoral". El Gobierno, presidido por Abderrahmán Yusufi, viene estudiando este tema desde hace más de un año, pero hasta el momento la intención declarada de "organizar elecciones libres y democráticas" cuando acabe la actual legislatura chocaba con la falta de una ley electoral adecuada.

El monarca alauí se refirió también a la reforma de las corporaciones locales, piedra angular del sistema administrativo estatal, puesto en vigor por el anterior ministro del Interior de Hassan II, Dris Basri, y en base al cual el Majzén (sistema de poder de los sultanes) mantiene un férreo control del país. La delimitación territorial impuesta por Basri tendía, según los expertos políticos, a impedir la constitución de municipios, provincias y regiones naturales para "impedir cualquier espíritu de rebelión". Ahora se hace hincapié en el cambio de mapa electoral.

"Nuestro objetivo es hacer emeger una élite creíble, competente e íntegra, basándonos en un proceso electoral democrático, que tenga las máximas garantías jurídicas, que serán la base de su libertad, su pluralidad y su eficacia", declaró el joven monarca al abordar la elección de las estructuras descentralizadas del poder del Estado de derecho. Estructuras a las que prometió "la máxima autonomía administrativa y financiera" posible.

Mohamed VI aludió también al delicado problema de las libertades democráticas, de los derechos humanos y, en particular, a la libertad de expresión, comprometiéndose a "promocionar la libertad de prensa". Alusión ésta que ha sido interpretada en los medios políticos marroquíes como un apoyo a los esfuerzos de la prensa libre e independiente del país, que en los últimos meses se ha visto sometida repetidas veces a la censura y a medidas de represión administrativa.

El rey no hizo ninguna alusión directa al conflicto del Sáhara Occidental, y se refirió a su compromiso con "la integridad territorial" del país, que colocó en primer lugar de las prioridades del régimen, seguida de la educación. La solución al conflicto debe enmarcarse "en la soberanía marroquí sobre sus provincias saharianas", declaró el soberano. Mohamed VI reiteró que cualquier decisión debe gozar del "acuerdo de todos los marroquíes".

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