Nuria Espert recibe el homenaje de Mérida como "actriz clásica"

Margarita Xirgú, José Tamayo y Nuria Espert es el gran tridente del Festival de Teatro Clásico de Mérida. Nombres unidos por la escena, por Medea y por Mérida. La actriz catalana ha sido la última en incorporarse a la memoria del escenario del teatro romano. Espert (L'Hospitalet, 1935) dejó en la noche de su homenaje una puerta abierta a su regreso al lugar donde recibió "el espaldarazo que me convirtió en una actriz clásica".

La actriz comenzó con un pequeño papel en Julio Cesar que le permitió subirse por primera vez a este escenario de la mano de José Tamayo. Después, ya casada con Armando Moreno, Tamayo la reclamó de nuevo, esta vez para la inolvidable Medea, "días geniales y agotadores". Nuria Espert se presentó ante su público en la madrugada de ayer ("aquí he sido muy feliz") y evocó "la sensación de peligro enorme que producen estas piedras". "Os amo", dijo con emoción al recordar aquella Medea que interpretó con 24 años "hermosa, vengativa, llena de odio, de rencor, donde el sexo ocupaba una parte importantísima de mi desesperación". En 1959 la actriz inicia su carrera, pero sin olvidar la escena romana: "He representado comedias y dramas, pero ese peldaño que subí aquí he tratado de no volver a bajarlo". Su trayectoria creció "con éxitos y fracasos" y volvió para hacer otra versión de Medea "y ahí estaban esas piedras restauradas, más altas, más impresionantes, y sentí que se continuaba un hilo que sostenía mi carrera en vilo".

"Si el pintor necesita sus cuadros, y el escritor sus libros, el actor tiene su memoria, y mi memoria se apoya muchísimo en mi trayectoria en este teatro". Su vuelta al teatro romano parece decidida. "Vengo a prometeros que no voy a dejar que pasen mas años sin estar aquí de nuevo, necesito que me juzguéis otra vez, necesito volver una vez más, porque el actor siempre sabe comenzar".

No pudo estar a su lado Terenci Moix, quien evocó en un texto leído por María Galiana la Salomé que representó en Mérida. "Nuria me confirmó que los monstruos sagrados nunca lo son sin poderosa causa". Pero el prestigio de Nuria se remonta a una legendaria Medea "cuando ella era una insólita fuerza de la naturaleza, con portentosas facultades , que engañaron al público, haciendo pensar en un milagro". El dramaturgo Manuel Mártinez Mediero no dudó en calificarla como "un motor de propulsión del teatro español".