Un bebé muere tras un ataque con bomba incendiaria en Dublín

Un bebé de 18 meses murió ayer en el incendio provocado por una bomba de petróleo lanzada contra el domicilio de su familia, en un barrio de Dublín. Al producirse el ataque, en la madrugada del domingo, el pequeño Adam Lieghio dormía en la planta superior del piso en compañía de sus padres. La pareja escapó con vida sin lograr salvar al bebé, que falleció poco después de ingresar en el hospital de Beaumont.

La policía irlandesa confirmó el ataque, que, de acuerdo con las primeras investigaciones, no guarda relación con las últimas acciones de grupos paramilitares opuestos al proceso de paz de Irlanda del Norte. La campaña de la disidencia republicana, que mantiene la lucha armada, apunta en las semanas recientes a intereses británicos y a provocar el caos circulatorio en Londres, sin llegar a causar víctimas. En el campo opuesto, la disidencia lealista opera principalmente en Irlanda del Norte, con ataques contra domicilios, comercios e iglesias católicas. Un portavoz de la Garda, policía irlandesa, descartó ayer el móvil político como detonante del asesinato del pequeño de 18 meses.

Las investigaciones apuntan, más bien, a un ajuste de cuentas entre vecinos o una represalia tras una disputa. Es posible que el padre de la víctima se viera envuelto en una acalorada pelea con el presunto asesino en los bares de Dublín. "Partimos de la base de que la muerte del pequeño es consecuencia de una riña local, con devastadoras cosecuencias a causa del exceso de alcohol", señaló un portavoz policial en Dublín tras confirmar la detención de un sospechoso, a quien se aplicó la legislación antiterrorista.

Reforzada tras el atentado de Omagh de 1998, en el que murieron 29 personas, incluidos un niño y una mujer españoles, esta ley se aplica también en crímenes de índole común perpetrados con bombas incendiarias.