En busca de un estatuto especial
Los tres patriarcas cristianos desean que la ciudad antigua de Jerusalén tenga un estatuto especial, garantizado por la comunidad internacional, lo que supondría preservar la unidad del lugar, asegurar la libertad de acceso a la Ciudadela Santa y permitir a todos los fieles acceder sin trabas a sus templos. La fórmula no es nueva, ya que fue planteada el pasado mes de febrero por el Vaticano y la Organización para la Liberación de Palestina en un controvertido documento, firmado por Juan Pablo II y Yasir Arafat, en el que se aprovechaba además para descalificar al Gobierno israelí asegurando que eran "moral y jurídicamente inaceptables las decisiones unilaterales que tratan de modificar el Estatuto de Jerusalén".
Aquella propuesta de los palestinos y el Vaticano irritó al Gobierno israelí, el cual aseguró que aquel documento suponía una injerencia en un asunto interno del país, lo que obligó al Vaticano a hacer matizaciones.
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