José Luis Borau y Juan Manuel Pinzas compiten en la sección oficial del Festival de Cine de Moscú
Theo Angelopoulos, al que el certamen dedica una retrospectiva, preside el jurado
El veterano y consagrado cineasta José Luis Borau (Leo) y el novel realizador Juan Manuel Pinzas Cerqueira (Érase otra vez) compiten con sus últimos filmes en la sección oficial del XXII Festival Internacional de Cine de Moscú, que se inauguró el miércoles con el estreno mundial de Los Románov. Una familia imperial, la superproducción de Gleb Panfílov que constituye la nueva apuesta hacia el exterior del cine ruso tras el fracaso en Occidente de El barbero de Siberia, de Nikita Mijalkov. Las dos películas españolas tendrán como máxima competidora a La vida como una fatal enfermedad transmitida sexualmente, del clásico polaco Krzysztof Zanussi.
Personalidad
El jurado del festival, en el que no hay representación española (el año pasado participó Antonio Giménez-Rico), está presidido por el realizador griego Theo Angelopoulos, del que, además, se presenta una retrospectiva de tres de sus filmes más destacados, entre ellos La mirada de Ulises. El festival de Moscú vivió tiempos gloriosos antes de la descomposición de la URSS. Por él pasaron con gloria desde Federico Fellini (Ocho y medio) hasta Andrzj Vajda (La tierra prometida) y Akira Kurosawa (Dersu Uzala). Luego, la falta de medios y apoyo oficial le hicieron caer en picado, aunque en 1999, con Mijalkov al frente, comenzó a remontar el vuelo. Clasificado como de categoría A, y con periodicidad anual, aún no ha logrado consolidarse como uno de los grandes, pero está camino de lograrlo. En la ceremonia de inauguración, a la que asistió el primer ministro, Mijaíl Kasiánov, se leyó un mensaje de respaldo del presidente Vladímir Putin (de viaje por Asia), tras lo que Mijalkov aseguró: "Parece que, después de todo, la patria necesitará a los trabajadores de la industria del cine".
El año pasado se otorgó el Gran Premio San Jorge a El deseo de vivir, del japonés Kaneto Shindo, mientras que la española La hora de los valientes, de Antonio Mercero, logró el galardón especial del jurado.
En busca de forjarse una personalidad, y aunque no sea esa su vocación declarada, el certamen presta especial atención a cinematografías poco conocidas en Occidente, lo que este año se traduce en la presencia en la sección competitiva de filmes de Rumania, Finlandia, la República Checa, Yugoslavia, Uzbekistán y la India. Compiten con dos filmes franceses, otros tantos españoles y uno de Argentina, Brasil, Hungría, Canadá, Polonia, China, Rusia, Estados Unidos y Suiza. El programador de la muestra, Kiril Razlogov, define la selección a concurso como un conjunto de filmes surreal y aparentemente contradictorio que no hace ascos ni a lo convencional ni a lo vanguardista. En esta última categoría cabe incluir Érase otra vez, en la que Pinzas Cerqueira aplica las técnicas del dogma a la historia de unos ex compañeros de Universidad que se reúnen 10 años después para recordar los viejos tiempos.
Consciente de que un festival necesita glamour, Mijalkov logró ya el año pasado atraer a Moscú a grandes estrellas como el francés Alain Delon, al que se concedió un premio especial por su contribución a la cinematografía mundial. Para este año, se espera la presencia de Nicole Kidman, Charlotte Rampling, Arnold Schwarzenegger, Melanie Griffith, Antonio Banderas, Michael Cocoyanis y Quentin Tarantino.
Además de los 19 filmes de la sección competitiva, se proyectarán hasta el 29 de julio más de otros 200, en secciones tan diversas como retrospectivas de Buñuel, Angelopoulos, Tarantino, Serguéi Bondarchuk y Gregory Peck, Obras Maestras del Cine Ruso, Ocho y Medio y Cine para el Próximo Milenio. En ese maremágnum en el que no siempre es fácil orientarse se exhibirán varios filmes españoles, como La primera noche de mi vida, de Miguel Albaladejo; Segunda piel, de Gerardo Vera, y Lisboa, de Antonio Hernández.
El festival se inauguró con la superproducción de Gleb Panfílov Los Románov. Una familia imperial, con la que el veterano realizador (autor de obras maestras como La madre) entra en el terreno de la superproducción con la vista puesta en el mercado exterior. Panfílov, que el miércoles recibió un premio especial por su contribución al séptimo arte, comenzó a trabajar en el proyecto hace 10 años, ha empleado la mayor parte de los más de 3.000 millones de pesetas que costó realizar Los Románov en lograr una recreación detallista y suntuosa, en la que se cuida hasta el último detalle del vestuario, la fotografía y las localizaciones. La película muestra la vida de Nicolás II y su familia desde la revolución de febrero de 1917 hasta la fatídica noche del 17 de julio de 1918 en la que, ya con los bolcheviques en el poder, fueron ejecutados en un semisótano de la casa del comerciante Ipatiev de Yekaterimburgo. El resultado es convicente, aunque peca de hagiográfico y de poco original.
Babelia
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