Una fiesta limpia y poco ruidosa

"Los principios generales de la fiesta de este año son varios, pero hemos trabajado principalmente en garantizar la fiesta en convivencia, en tener paz social y en planificar los objetivos a los que íbamos a ir. Así, hemos colaborado con el área de Medio Ambiente con el fin de conseguir que tengamos unas reglas de juego para poder sanear la ciudad, reducir el volumen, ajustar los horarios y regular la venta ambulante". Ésas serán, según confirmó ayer el concejal de Cultura José Luis Sabas, las principales preocupaciones del consistorio bilbaíno durante la Aste Nagusia de este año.

Las fiestas populares de la capital vizcaína discurrirán entre las cinco de la tarde del sábado 19 de agosto, cuando Marijaia sea recibida oficialmente en el Ayuntamiento (aunque el chupinazo no retumbará en la plaza Nueva hasta dos horas después), y las once de la noche del domingo 27, cuando el viento arrastre las cenizas de la última exhibición pirotécnica. En esas 198 horas de pretendida diversión, en las que se han invertido los casi 200 millones de pesetas que absorben los 290 actos programados, el gran objetivo es lograr un entorno limpio y ruidoso sólo "en su justa medida".

Dicho reto concreto de "tener unas fiestas controladas y que no se nos escapen de las manos" se engloba en la meta genérica de "ir redefiniendo" la Aste Nagusia, para lo cual habrá que empezar por acabar con "la guerra de músicas" que se establece cada año entre txosnas y locales hosteleros que sacan sus altavoces a la calle. Esa labor recaerá en cuatro o cinco técnicos que controlarán el nivel de decibelios e impondrán el cierre a quienes no respeten las normas pactadas.

Otra medida adoptada, en este caso para mejorar las condiciones higiénicas del recinto, ha sido el desembolso de 12 millones de pesetas (el doble que en 1999) en 230 urinarios públicos que en 13 ubicaciones serán custodiados por personal especializado encargado de su mantenimiento. Su complemento serán 11 inodoros adaptados para discapacitados y 123 urinarios de pie colocados a la intemperie.

Ese especial celo en cuestiones de higiene y contaminación acústica convivirá durante nueve días con otras novedades, entre las que se encuentra el adelanto en 15 minutos del comienzo de los fuegos artificiales, que se lanzarán a las 22.45. Las actividades infantiles (excepto, el Gargantua, los gigantes y el toro de fuego, que permanecerán en el Arenal) se concentrarán por primera vez en el Muelle de Ripa, un escenario que contará con decoración propia y unas vallas que eviten caídas de los niños a las aguas de la Ría.

Otra preocupación es la integración de todos en el ambiente festivo, por lo cual se crearán 10 puntos de información en los que se atenderán cuestiones relacionadas con el programa de fiestas, que se editará también en braille, habrá un intérprete para sordos durante el pregón e incluso el glotón Gargantua contará con una rampa especial para niños discapacitados.