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Uno de los acusados del crimen de un marroquí tiene antecedentes racistas

Jordi Peláez Flores, uno de los dos jóvenes que el lunes ingresaron en la cárcel acusados de propinar una paliza mortal a un marroquí en Sant Andreu de la Barca (Baix Llobregat), ya había sido detenido por la Guardia Urbana de este municipio en varias ocasiones por participar incidentes violentos y de carácter racista, aunque siempre había quedado en libertad. La comunidad marroquí y el alcalde del municipio, Enric Llorca, recordaron ayer que Peláez ha protagonizado cuatro peleas con inmigrantes en las últimas semanas.

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Varios integrantes de la comunidad marroquí explicaron que el último de los altercados protagonizado por Peláez se produjo hace un mes, cuando agredió a un joven norteafricano, aunque sus comportamientos violentos se arrastran desde hace meses. "Yo lo conozco desde hace años y siempre ha estado hablando mal de los marroquíes cuando pasaba por la tienda. Conmigo también se ha metido más de una vez", señaló uno de los pocos inmigrantes que se ha decidido a abrir un negocio en la localidad y que pide el anonimato, informa . Otro, Hassan, recuerda también algún escarceo con Jordi Peláez, de 18 años, y asegura tener miedo a represalias. "Tiene cuatro hermanos y no podemos estar tranquilos, sobre todo por nuestras mujeres y nuestros hijos, porque son nuestros vecinos", señaló.El alcalde de la población, el socialista Enric Llorca, reconoció ayer el carácter extremadamente violento de Peláez. "Es una persona agresiva, pero también con los españoles. La Guardia Urbana lo detuvo en varias ocasiones y lamentablemente fue puesto en libertad", señaló.

Peláez está acusado, junto a Fernando José Rodríguez, también de 18 años, de golpear a Omar Amhandi, de 40 años, con un bate de béisbol hasta provocarle la muerte. Los hechos ocurrieron la noche del pasado día 11, aunque la víctima no falleció hasta el pasado sábado y los hechos no trascendieron hasta anteayer. Los dos acusados están ingresados en la prisión de jóvenes de la Trinitat por orden judicial. Antes de la muerte, los acusados se enfrentaron con la víctima por su origen magrebí, y tras recriminarle a un amigo de la víctima, de nacionalidad española, que estuviese acompañado de un marroquí. Los hechos ocurrieron en un banco de los jardines Pedemonte de Sant Andreu de la Barca, donde ayer todavía podían apreciarse los restos de sangre que dejó la brutal paliza. Tras la discusión verbal, los dos agresores abandonaron el parque y acudieron al domicilio de Peláez, situado junto al parque y donde se proveyeron de un bate de béisbol y un palo con el que supuestamente mataron al marroquí.

Javier Rodrigálvarez, abogado de Peláez, aseguró ayer que golpearon al marroquí porque éste les exihibió una navaja y porque temían que agrediera a un ciudadano español minusválido que se encontraba junto a él. No obstante, Peláez respondió anteayer con el saludo fascista, con el brazo extendido en alto, cuando a la salida del juzgado de Martorell fue increpado por amigos de la víctima. Su abogado asegura que no pertenece a ningún grupo skin. El joven se entregó a la policía el domingo tras conocer que el otro acusado del crimen y vecino de Martorell había sido detenido días antes. El fiscal les acusa de asesinato.

Carles Ribas
Carles Ribas

Los marroquíes de Sant Andreu de la Barca temen que se repitan las agresiones racistas

Los representantes municipales insistieron desde que se produjo el crimen del marroquí en que se trataba de un hecho aislado, pero lo cierto es que los representantes de este colectivo mostraron ayer su temor a que en un futuro inmediato se repitan estas agresiones racistas. "Creo que esto va a ir a más. Los chavales españoles empiezan ahora a despertar y se dan cuenta de que cada vez somos más -en alusión a los marroquíes- en éste y otros pueblos". Ésa es la opinión de Mehdi Soussi, de 50 años y fundador de la asociación islámica de Sant Andreu de la Barca."La única solución es tener paciencia, porque aquí tenemos que caber todos y lo único que venimos buscando los marroquíes es paz para nuestros hijos", añade Soussi, quien confía en la justicia para afrontar estos comportamientos xenófobos: "El que mata, lo paga, sea inglés, marroquí o español".

Mehdi Soussi, que es panadero de profesión y tiene también la nacionalidad española, prevé que la llegada de inmigrantes a Sant Andreu de la Barca y otras poblaciones del área metropolitana de Barcelona no se detendrá, sino que irá en aumento. "Si no viene más gente es porque no quedan pisos en alquiler", afirma.

Un inmueble de alquiler de tres habitaciones cuesta en esta población alrededor de 50.000 pesetas, una renta accesible a repartir entre los hombres marroquíes que se suelen agrupar para compartir la vivienda. "El que quiere trabajar, trabaja, si tiene fuerzas y quiere", opina Sahid El Moutaouakil, de 32 años y un caso atípico, puesto que no trabaja en la construcción ni en el campo, sino que es estudiante de castellano en la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona. El diccionario de su mochila y un ejemplar del Quijote avalan sus palabras.

Las cifras oficiales aseguran que en Sant Andreu reside una población de marroquíes que no llega a las 200 personas, aunque un simple paseo por la población sirve para cuestionar este dato. Mehdi Soussi, sin embargo, cifra el colectivo real en unas 500 personas.

Cifras al margen, hay un hecho evidente que avala el continuo incremento de esta población, como es que en un municipio de 21.000 habitantes existen ya dos carnicerías islámicas. En ambos casos y aunque pueda parecer irónico, los carteles en árabe y español aseguran que los establecimientos están "especializados en pinchos morunos". La última de las carnicerías hallal abrió hace siete meses y el negocio va bien, entre otras cosas porque cada vez existe una mayor demanda.

Algunos de los representantes marroquíes, como el secretario general de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME), Mohamed Karim, reclamaron ayer más protección para el colectivo. "No queremos que suceda como en El Ejido o en Ca n'Anglada y para que no vuelva a pasar, las familias y los comercios de los marroquíes deberían tener más protección", señaló Karim. En este sentido, el Ayuntamiento se comprometió a "mejorar los dispositivos de seguridad local y ciudadana, así como todos los aspectos de su integración".

Algunos inmigrantes señalaban que en los últimos tiempos habían tenido que escuchar numerosos comentarios de talante xenófobo. Hasta ahora, no obstante, la cuestión había quedado en los insultos y en pintadas del mismo corte que se pueden ver en algunas paredes de la calle de la localidad y en los bancos de los jardines Pedemonte. Las agresiones habían tenido siempre el mismo protagonista: uno de los jóvenes acusados del homicidio. Entretanto, la comunidad magrebí volvió ayer, poco a poco, a la normalidad.

A mediodía, cinco personas oraban en la mezquita que funciona desde hace cuatro años en la calle Libertad. Mehdi Soussi, el imán de esta mezquita y su fundador, era uno de ellos. "Aquí nunca ha habido problemas de convivencia entre ambas comunidades; esto que ha ocurrido ha sido un hecho esporádico", señaló Soussi.

Llamamiento a la calma

El alcalde de Sant Andreu de la Barca se reunió ayer con una veintena de representantes de la comunidad musulmana y del consulado del Marruecos, y concluyeron con un llamamiento a la población a mantener la calma. En este sentido, se creará una comisión municipal en la que estarán representadas todas las partes "para asegurar que continúe la buena convivencia existente en el municipio". Los reunidos aseguran que su deseo es que esta integración mejore y que no se vea truncada por el asesinato.

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