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Los 3.000 ñoquis del Senado argentino

El vicepresidente Chacho Álvarez publica una lista para descubrir funcionarios inútiles en la Cámara

Es tradición popular en Argentina comer ñoquis el día 29 de cada mes. La leyenda dice que colocar un billete debajo del plato da buena suerte y trae abundancia. La popular pasta de patata de origen romano ha dado nombre a una práctica muy extendida en Argentina: la de aquellos empleados públicos que no cumplen función alguna, pero que acuden el día 29 a cobrar el sueldo mensual. "El honorable Senado de la nación" es uno de los feudos de los ñoquis. El vicepresidente Carlos Chacho Álvarez, que es a la vez el presidente del Senado, ha difundido una larga lista de los 3.156 empleados adscritos a la Cámara alta. Más de 3.000 funcionarios para un cuerpo de 72 legisladores.El pago del sueldo de estos funcionarios supone nada menos que el 80% del presupuesto del Senado, que se cifra actualmente en 129 millones de dólares. Hay senadores que se quejan de haber heredado empleados fijos nombrados por sus antecesores. Es así como el personal de plantilla ha aumentado sin cesar hasta alcanzar una cifra astronómica y constituir una estructura sobredimensionada, que se ha edificado dando prioridad a las necesidades políticas, y no a las del servicio.

En el Senado están los radicales y los justicialistas desde 1983, con una relación de fuerzas bastante equivalente, aunque la Cámara de representación provincial siempre ha estado controlada por los peronistas. Cuando asumió, hace siete meses, el nuevo Gobierno de la Alianza, el vicepresidente Álvarez llegó al Senado diciendo que iban a cambiar las cosas en la Cámara alta. Político de gran presencia en tertulias radiofónicas y en la televisión, Chacho Álvarez anunció un perfil de combate contra los justicialistas desde el primer momento, a quienes responsabilizaba de la elevada corrupción reinante en la política argentina.

Empezaron las denuncias de los altos costes que implicaba la actuación del Senado, donde, por ejemplo, legisladores, periodistas y funcionarios comían gratis. Hace dos años perdieron el privilegio del vehículo oficial, pero a cambio pasaron a percibir 1.200 dólares (unas 207.000 pesetas) mensuales para gastos de traslado dentro de Buenos Aires. Un senador gana alrededor de 10.000 dólares (1,73 millones de pesetas) al mes, más que un diputado, incluyendo viáticos, dietas y demás beneficios, según afirma Armando Vidal, veterano periodista de información parlamentaria.

La lista de los 3.000 no está actualizada y está plagada de errores, replican varios de los implicados, pero a partir de ésta ha comenzado a sacarse la cuenta de cuántos empleados tiene cada senador. Hay cifras espectaculares. Nadie había rendido cuentas hasta ahora de sus empleados. Las características del Senado ayudan a ello. Los senadores no llegan a sus escaños como resultado de la voluntad popular, sino que en muchos casos son fruto de componendas y acuerdos de las familias políticas. Así es como en la lista de los 3.000 abundan apellidos conocidos de ex presidentes, ex ministros o hijos, hermanos y sobrinos de gobernadores provinciales. En sus despachos está asignado un buen número de empleados, que puede llegar a la veintena, en muchos casos con distinto grado de parentesco.

"Esto fue carne para las fieras", dice Vidal al referirse a la polémica lista. Senadores peronistas y radicales han montado en cólera contra Álvarez. El peronista Eduardo Menem, hermano del anterior presidente de la nación y ex presidente provisional del Senado, habló de "listas nazis" y de "clima de linchamiento".

Al final se ha llegado a un compromiso para dar de baja a unos 600 empleados en un plazo de 90 días. Se abrirá al mismo tiempo la puerta a jubilaciones voluntarias. "La mayoría de los llamados ñoquis no son gente que no trabaja, sino que trabaja en otro lado. Como la secretaria de Alfonsín, Margarita Ronco, que trabaja las 24 horas para el ex presidente y a la que paga el Senado. Como dijo Alfonsín, esto es la financiación de la política. Si no, ¿quién financia la política?", reflexiona Vidal, que las ha visto de todos los colores en el Parlamento argentino. "Pegarle duramente al Senado, a ciegas, como hace Chacho Álvarez, es patear un hormiguero, es traicionar códigos de la política, porque la política tiene este tipo de financiación. Los ñoquis son a la política lo que el combustible es para un vehículo".

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