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Reportaje:

Código de vuelo para pájaros

Cientos de voluntarios participan en el anillamiento de flamencos en la laguna de Fuente de Piedra

Los flamencos de la Reserva de La Laguna de Fuente de Piedra (Málaga) tienen desde ayer su documento de identidad. Una anilla de metal que lleva grabado un código alfanumérico, en la tibia izquierda, acompañará los futuros vuelos de estas aves migratorias que sobreviven y se reproducen en los desiertos de sal.Ayer al amanecer, un grupo de 370 voluntarios anillaron en una parcela de la extensa laguna blanca de Fuente de Piedra a 800 crías de flamenco para controlar las migraciones de estas aves, identificarlas, estudiar el hábitat de la especie, su biología y prevenir su desaparición.

El anillamiento, que se realiza desde 1986 en el humedal malagueño, es un acontecimiento para los cientos de voluntarios que han sido invitados por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta para participar en la operación. Casi todos llegaron a primeras horas de la madrugada a Fuente de Piedra. Días antes, 20 voluntarios se encargaron de localizar a los pollos, una tarea que les llevó a rastrear las 1.354 hectáreas de la laguna, y preparar los corrales para acoger a los pollos de flamenco que han nacido en el último año.

La reserva de la Laguna de Fuente de Piedra es una inmensa balsa sembrada de sal en dónde este año 11.500 parejas de flamencos provenientes del Mediterráneo occidental y de África noroccidental han decidido quedarse y establecer su colonia de reproducción gracias a las lluvias de abril. Porque los flamencos necesitan agua y aunque en esta época estival lo único que se ve al descender la vista al suelo en la laguna es sal, las precipitaciones de los últimos meses convencieron a las aves que prefirieron quedarse en Málaga y no volar a otros parajes como Cabo Verde o Senegal. De los 8.019 pollos que nacieron, 800 se anillaron ayer. La operación, que duró aproximadamente cuatro horas, empezó antes de que saliese el sol. Vista la cara de emoción de todos los voluntarios concentrados y de un centenar de observadores que acudiron al humedal, el madrugón mereció la pena.

De noche y sigilosamente, los voluntarios divididos en tres grupos se acercan a los pollos y los conducen hacia los corrales. "De noche es más seguro porque los pollos no se asustan y están más tranquilos" cuenta una enfermera de 25 años de Jaén, enamorada de los pájaros y que ha cambiado su turno de trabajo con sus compañeros de hospital para poder anillar a los pollos. Ella es una de las 20 personas que componen el quinto campo de voluntariado ambiental que durante 10 días ha agrupado en una guardería a todos los pollos que han nacido.

Vecinos de Fuente de Piedra, miembros de la Estación Biológica de Doñana, ornitólogos y expertos se unen a los voluntarios y cercan a los pollos que se van a anillar en un corral situado en el centro de la laguna. Una vez que los pollos se agrupan en el corral, los porteadores los llevan a los diferentes puestos donde, respectivamente, se anillan, se pesan, y se les mide el pico, las alas y el tarso. Estas operaciones permiten averiguar su edad con una simple regla matemática. También se les realizan análisis y se les da vitaminas. En dos horas todos los pollos están correctamente identificados. En los últimos 14 años, se han anillado en Fuente de Piedra más de 9.000 pollos de los cerca de 80.000 que nacieron en la reserva. Marcados ya de por vida en la tibia izquierda, se les deja sueltos. En pocos días echarán a volar, posiblemente hacia el Coto de Doñana o hacia Santa Pola (Alicante).

Unos años más tarde, gracias al anillamiento, personas como el biólogo Antonio Román sabrán si los miles de flamencos adultos que sobrevuelan su cabeza y se dirigen hacia las marismas de Cádiz nacieron en Fuente de Piedra.Y permitirá también la conservación y el estudio de esta especie que a pesar de su aparente fragilidad sobrevive a los 50 grados de temperatura que alcanza la laguna de Fuente de Piedra cada verano.

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