Paella mixta
Herbie Hancock Sextet. Palau de la Música. Valencia, 13 de julio.
Por aquí nos hemos perdido en directo la mayoría de los zig zags de Hancock, así que podría habernos ofrecido instantáneas de sus aventuras africanas, de sus pasajes funkies, de sus devaneos pop, de su inmersión en Gershwin, o del retorno a Blue Note, como disfrutaron otras plazas. Tal vez influido por la paella, a la que dedicó el prólogo verbal del concierto, decidió que el público que llenaba el Palau degustara un explosivo plato con esos ingredientes, que, por trozos, podía resultar correoso pero al mismo tiempo ofrecía bocados suculentos. Respecto a lo primero, un exceso de picoteo percusivo, con mucho artilugio para expresar al final lo mismo, así como la autocomplacencia de Hancock en el mínimo esfuerzo, cediendo protagonismo a sus acompañantes, montando castillos de naipes rítmicos y armónicos que por momentos parecían a punto de derrumbarse. Lo más jugoso: los tórridos duetos del pianista con la tremenda batería de Terry L. Carrington y las bocanadas de aire fresco y acariciante del trompetista Edward. J. Henderson, que iluminó pasajes de Summertime y The Man I Love casi irreconocibles y arrancó aplausos a los primeros compases del célebre y versioneado Cantaloupe Island del líder.
