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La llegada de inmigrantes colapsa los servicios sociales de Lleida

La gran cantidad de inmigrantes, mayoritariamente procedentes de países del Magreb, que en las últimas semanas han llegado a la provincia de Lleida con la esperanza de encontrar trabajo en la campaña de recolección de la fruta ha motivado el colapso total de los centros asistenciales que prestan ayuda a las personas necesitadas. Las instituciones no saben cómo hacer frente al problema de este contingente de extranjeros que llegan con lo puesto y que no van a encontrar trabajo, pues los 2.000 puestos previstos están cubiertos.

1.300 pesetas diarias

La situación es especialmente preocupante en la ciudad de Lleida, donde centenares de inmigrantes, muchos de ellos sin papeles, se agolpan cada día en las puertas del albergue municipal y de algunas parroquias en busca de alimentos. Estos inmigrantes confiaban en encontrar trabajo a los pocos días de llegar, pero la demanda de trabajo temporal supera a la oferta. Los empresarios agrícolas han preferido contratar a trabajadores nacionales o a extranjeros con permiso de trabajo y de residencia. En los últimos días han llegado diversos contingentes de trabajadores extranjeros contratados en sus países de origen.Cada verano llegan a las principales poblaciones frutícolas de Lleida entre 3.000 y 4.000 temporeros, básicamente procedentes de países del Magreb y del África subsahariana. Este año, la gran mayoría de estos trabajadores no encontrará trabajo a pesar de la excelente cosecha. Los empresarios agrícolas ya anunciaron antes del inicio de la campaña que sólo necesitarían poco más de 2.000 trabajadores para las tareas de recolección.

El sindicato Unió de Pagesos, que desde hace años coordina la contratación de temporeros, anunció hace unos meses que esta campaña dará prioridad a trabajadores nacionales que se encuentren en el paro y a estudiantes. El resto de las plazas se cubrirán, como cada año, con extranjeros.

Uno de los principales problemas es el alojamiento. El sindicato ha habilitado en Torres de Segre y Alcarràs sendos albergues con capacidad para alojar a más de 200 temporeros, pero sólo pueden acudir a ellos quienes tengan un contrato de trabajo.

En estos albergues, por 1.300 pesetas diarias tienen hospedaje con pensión completa y lavado de ropa. Sin embargo, el sindicato es partidario de que los empresarios faciliten alojamiento a sus trabajadores.Muchos de los inmigrantes que no logran trabajo se dirigen a Lleida. El albergue municipal, situado en el barrio antiguo de la ciudad, no da abasto a servir bocadillos. El consistorio está estudiando la posibilidad de abrir otro centro municipal para descongestionar el albergue durante los meses de verano y poder garantizar al menos comida a un mayor número de personas.

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El mismo problema de saturación ha obligado a cerrar las puertas "hasta nueva orden" al centro de día Arrels, perteneciente a la Fundación Social de la parroquia de Sant Ignasi de Loyola, que trabaja con colectivos marginales y familias desestructuradas de Lleida. "La avalancha ha sido de tales dimensiones que nos hemos visto obligados a cerrar el centro. Nos hemos quedado sin recursos y sin posibilidad de atender a los centenares de personas que llamaban cada día a nuestra puerta", ha explicado el párroco, Joan Sunyol.

Para resolver el problema con dignidad, Sunyol propone que las instituciones locales -Generalitat, Diputación y Ayuntamiento- elaboren un plan que permita disponer de recursos de urgencia para estos casos. "Nosotros queremos seguir trabajando con los marginados, pero estos inmigrantes no son marginados, sino personas que quieren mejorar su forma de vida", añadió.

Herminia Sirvent

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