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Vuelta en globo a San Fermín

Una exhibición profesional de aparatos aeroestáticos sobrevuela Pamplona en fiestas

A mil metros de altura las fiestas de San Fermín no existen. No se oye el bullicio de la juerga. Apenas se distingue el recorrido del encierro y sólo se aprecia una colección de diminutas figuras en el coso de la Plaza de Toros. Sopla una brisa idónea y la ciudad más jaranera del orbe por estas fechas aparece plácidamente diseminada a los pies de una veintena de globos aerostáticos exhibiendo su pequeñez.Son los globos de la exhibición San Fermín 2000, organizada por la Asociación Navarra de Aerostación y patrocinada por el área de Cultura del Ayuntamiento pamplonés. Una muestra en la que han participado pilotos profesionales de toda España y que cada mañana, siempre que las condiciones climáticas lo permiten (de momento se ha celebrado los días 7 y 9). Los globos se elevan sobre Pamplona minutos después de que el encierro toque a su fin.

Estos vistosos cacharros volantes atraviesan ahora la ciudad lentamente y con aires de victoria, tras años de disputas con el anterior Ayuntamiento de la ciudad, gobernado por CDN, PSN-PSOE e IU, que prohibió las exhibiciones sanfermineras alegando la peligrosidad que "la aglomeración de gente" provocaba ante cualquier posible incidencia.

Sin embargo, la alcaldesa, Yolanda Barcina (UPN, no puso pega alguna a recuperar una tradición tan antigua. Ya en 1784 volaban globos aerostáticos no tripulados sobre los sanfermines.

Joaquín Ríos, presidente de la Asociación Navarra de Aerostación, recuerda que en 1885 Pamplona contaba con un globo tripulado llamado Ciudad de Pamplona. Navarra tiene en la actualidad tres pilotos de globos, aunque en las diferentes modalidades de la exhibición aérea celebrada estos días han participado pilotos llegados de Madrid, Sevilla, Burgos, Barcelona, Zaragoza, Vitoria y San Sebastián.

Durante casi una hora, partiendo de las campas del barrio de la Rochapea, en el norte, y aterrizando cerca del campus de la Universidad Pública de Navarra, en el sur, globos con soportes publicitarios alegran los momentos del amanecer y el chocolate con churros.

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Se trata de una afición cara. Cada vuelo viene a costar entre 60.000 y 75.000 pesetas y el globo tiene fecha de caducidad: unas 300 horas en el aire. Por ello la publicidad es obligada para poder costear la afición. Sobre el cielo pamplonés han volado globos con anagramas de entidades bancarias, empresas de fotografía, distribuidoras comerciales, uno con forma de gigantesca jarra de cerveza, otro con el anagrama de una comunidad autónoma castellana y otro con publicidad de una bebida alcohólica muy navarra.

Anhelo imposible el de pasear por el aire. La exhibición no acepta pasajeros ajenos a los pilotos profesionales que los guían.

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