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DÍAS DE OCIO - EL FESTIVAL DE JAZZ DE GALAPAGAR LLENA EL VELÓDROMO

Un 'sheriff' de Louisiana, guitarrista de 'blues', clausura mañana cinco noches de conciertos

Clarence Gatemouth Brown, sheriff del Estado norteamericano de Louisiana y guitarrista negro, clausura mañana con un concierto de blues el I Festival de Jazz de Galapagar (19.000 habitantes), por el que han pasado primeras figuras de este género musical, como el también guitarrista y cantante Terry Callier o el batería Elvin Jones, una leyenda viva que tocó con el fallecido John Coltrane. El trompetista Kenny Wheeler y el violinista Jean Luc Ponty muestran hoy con sendas actuaciones, a partir de las 22.00, que el jazz es un estilo musical vivo y dificil de encasillar.

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Galapagar se ha convertido, con su primer festival de jazz, en la meca del género musical de la región. Su velódromo, rescatado de un desuso que ha durado un par de años, se ha destapado como un lugar idóneo para las actuaciones musicales por su buena acústica al aire libre, según los organizadores.La luna adorna la hora mágica del inicio de las actuaciones -las 22.00-. Los músicos, desde el escenario, la tienen enfrente, por encima de las cabezas del público. A su espalda pueden ver el pico de la Bola del Mundo, en el puerto de Navacerrada. Hasta el escenario, recién estrenado, huele a madera de pino.

Ya la primera actuación del I Festival de Jazz de Galapagar, a cargo de Ray Barretto (Brooklyn, 1931), que, con sus dos metros de estatura y unas manos enormes, toca las congas como los ángeles, desbordó todas las previsiones: hubo cerca de un millar de asistentes cuando los mejores augurios soñaban con los 300.

El pasado jueves, el veterano Elvin Jones (Michigan, 1927) dio toda una lección de cómo se toca la batería de jazz frente a unas 800 personas. Este hombre, que camina ya encorvado, a pasos cortos, experimenta una metamorfosis en cuanto coge las baquetas. Toca a la velocidad del rayo. Jones acabó su recital con una versión de un tema clásico de Duke Ellington titulado It don't mean a thing, que levantó del asiento al público al grito de "¡torero, torero!".

La actuación del cantante y guitarrista Terry Callier (Chicago, 1945) llevó ayer a más de un millar de personas a Galapagar. Este músico musulmán vegetariano exigió que la organización le condujera, en la mañana de ayer, desde el aeropuerto de Barajas a la mezquita de la M-30 para que rezara sus oraciones antes de la actuación. El alcalde, Manuel Cabrera, del PSOE, recomienda a los asistentes que no olviden llevar una fina chaqueta a los conciertos para el aire fresco de la sierra.

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