EE UU prueba su nuevo sistema antimisiles a pesar de las críticas rusa y china
A las 21.21 en la costa del Pacífico (6.21 de hoy, hora peninsular española), el Pentágono tenía previsto realizar su ensayo del nuevo sistema antimisiles después de un retraso de dos horas tras descubrirse un defecto técnico. El experimento militar, el último antes de dejar en manos del presidente la decisión final sobre su implantación, puede llegar a empeorar irremediablemente la relación de EE UU con China y Rusia porque contraviene los acuerdos de desarme, y puede generar tensiones en varias zonas del planeta.
Versión "de lujo"
El presidente, Bill Clinton, podría inclinarse por dejar la decisión final en manos de su sucesor. El Programa de Defensa Nacional de Misiles (en inglés, NMD) es el hermano pobre de la guerra de las galaxias ideada por Ronald Reagan. A comienzos de los años ochenta, el presidente republicano soñó con una red de satélites que fuera capaz de emplear rayos láser en la destrucción de misiles nucleares lanzados por países enemigos.De aquel diseño han desaparecido los rayos láser y los enemigos de entonces. El nuevo plan ya no pretende proteger al país frente a una guerra total, sino defenderlo ante la posible llegada de misiles esporádicos lanzados por terroristas o por aquello que la CIA define como Estados rebeldes, fundamentalmente Corea del Norte, Irán, Iraq o Siria.
Si la prueba de esta madrugada culmina con éxito, el Pentágono espera recibir de la Casa Blanca la aprobación y el dinero para construir lo que algunos denominan paraguas nuclear. Tales pueden ser las repercusiones de esa decisión en política exterior que incluso el secretario de Defensa, hasta ahora defensor activo del proyecto, ha adoptado una postura más reflexiva, que anticipa retrasos en el calendario inicial.
En principio, Clinton debería tomar la decisión este verano en función de los resultados de la prueba de esta madrugada, que estaba suficientemente "blindada" para el éxito por parte del Pentágono. Sin embargo, la polémica en el Capitolio y las advertencias internacionales pueden conseguir que sea el próximo presidente el que tome la que será una de las decisiones más trascendentales en política armamentística de las últimas décadas.
El nuevo sistema de defensa se sale del marco establecido en el Tratado de Misiles Antibalísticos de 1972, que Rusia se ha opuesto siempre a renegociar. Por su parte, China sostiene que Taiwán quedaría protegido bajo la sombrilla que ofrece el nuevo sistema de defensa de EE UU, y lo considera tan inaceptable como para impulsar su hasta ahora reducido programa nuclear.
Los más pesimistas creen que si se decide implantar este programa militar se iniciará una nueva carrera armamentística con Moscú y Pekín, sin olvidar que India y Pakistán tendrían una excusa perfecta para potenciar sus conocidas aspiraciones nucleares.
Una vez concluido el ensayo militar, el Pentágono tardará algunas semanas en proporcionar al presidente el informe completo sobre la fiabilidad del sistema y el coste estimado.Los responsables militares calculan que la instalación de 100 misiles interceptores puede generar una factura de 36.000 millones de dólares, que se multiplicaría si se opta por una versión "de lujo".
Los defensores del programa antimisiles piden rapidez al presidente en su decisión porque se tardará cinco años en hacerlo operativo, el mismo tiempo que, según la CIA, puede tardar Corea del Norte en construir misiles nucleares de largo alcance capaces de llegar al territorio de Estados Unidos.
Clamor contra el proyecto
En contra del proyecto aprobado y realizado por el Gobierno de Washington se han pronunciado desde 50 premios Nobel hasta las principales asociaciones científicas de EE UU, que pidieron a Clinton una decisión contraria al sistema de defensa antimisiles.Los científicos mantienen que cualquier decisión sobre el nuevo sistema de defensa sería "prematura y peligrosa", además de un "despilfarro" de dinero.
Theodore Postol, profesor de Ciencia y Seguridad nacional en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts, ha enviado una carta a Clinton en la que acusa a altos cargos del Pentágono de hacer "numerosas declaraciones altamente engañosas y tecnológicamente ignorantes". El doctor Postol también acusa a los técnicos militares de falsear la veracidad de los datos obtenidos a partir de ensayos previos.
También la organización ecologista Greenpeace anunció que situaría uno de sus barcos en el lugar del Pacífico en el que se esperaba la caída del misil interceptado, aunque el Pentágono anunció que el ensayo seguiría adelante incluso con la presencia de embarcaciones civiles en la zona.
"Señor presidente", escribió Greenpeace en una carta abierta a Clinton, "tiene usted su dedo sobre el botón de la guerra de las galaxias". A última hora de ayer, las condiciones climatológicas eran favorables para el ensayo militar.
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