Los rostros urbano y humano de Bilbao se desglosan a lo largo de 49 obras de gran formato
VIENE DE LA PÁGINA 1 El proyecto 7x7x7 es un rompecabezas que no tiene final, como no tienen final los múltiples rostros de la capital vizcaína. Así, la exposición desarrolla la idea de un Bilbao poliédrico. Jugando con el número siete, de los siglos que cumple la ciudad, siete artistas han realizado cada uno siete piezas de otros tantos géneros. Primero se retrata el paisaje urbano, Bilbao como urbe en relación con su entorno natural. En el apartado Costumbres y relaciones sociales, los fotógrafos han plasmado la vida en las calles de un barrio. La tercera imagen encargada muestra una arquitectura concreta. Le sigue La frontera entre lo público y lo privado, donde aparece un exterior ligado a un interior. Un retrato, un grupo familiar y un bodegón completan los siete apartados. "Mi protagonista en el retrato es un niño de pocos meses", comenta el fotógrafo catalán Tony Catani, cuya labor de creación se desarrolló en Olabeaga. "Lo que más me marca es la primera impresión. No me hago una idea previa de lo que voy a contar", afirma este creador, que reveló sus imágenes sobre papel de acuarela a modo de grabados.
La mayor parte de las fotografías de la muestra fueron tomadas durante la primavera y el verano de 1999. Algunos lugares retratados entonces ya son historia, como la estación de La Naja (fotografiada por Luis Izquierdo-Mosso) o las construcciones mineras de Miribilla (Begoña Zubero). En pocos años, otras habrán cambiado, como las riberas de Deusto o Zorroza.
Dos de los fotógrafos que intervienen en la muestra son bilbaínos. Begoña Zubero vive y trabaja en la ciudad donde nació en 1962. "Yo nací en Sestao en 1954, que es también Bilbao", indica Izquierdo-Mosso, que vive y trabaja en Girona. "Este encargo me ha servido para reencontrarme con mis recuerdos de la ciudad", comenta. Sus imágenes están positivadas en color azul, "que es el color de Bilbao", apunta el autor. Para tomar sus fotografías ha utilizado "una cámara antigua, que no da muy buena calidad pero sí es muy emotiva".
Zubero tuvo claro desde el principio que ella quería fotografiar sólo Bilbao La Vieja. Se impuso que fueran verticales las siete imágenes de uno de los barrios más degradados de Bilbao, con "una mirada casi onírica". "Me apetecía mostrar el Bilbao que no se enseña", dice.
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