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La presidencia portuguesa de la UE sugiere que se mantengan las sanciones sobre Austria

La crisis entre Austria y los otros 14 miembros de la Unión Europea se agrava. La filtración ayer de un borrador elaborado por la presidencia portuguesa de la UE demostraba que no se ha avanzado nada en el proceso esperado por Austria para el levantamiento de las sanciones que le impuso la Unión. El documento establece que se mantienen las sanciones contra Austria, que denomina "medidas bilaterales de los Catorce con el Gobierno austriaco", y reclama al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que designe tres personalidades para informar sobre el "compromiso de Austria con los valores europeos comunes" y la evolución de la naturaleza política del Partido Liberal Austriaco (FPÖ).

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El objetivo es que remita un informe a los Catorce que valorarán para considerar su postura respecto a su relación bilateral con el Gobierno austriaco.El canciller austriaco, Wolfgang Schüssel, dijo ayer a EL PAÍS, minutos después de conocerse el documento y visiblemente molesto, que no comenta "papeles que no conozco oficialmente. Ayer hablé con [António] Guterres [primer ministro portugués] y me dijo que aún quedaban diversos puntos que discutir y consensuar entre los Catorce. No he tenido desde entonces ninguna información al respecto. No comento por tanto lo que no sé".

La decisión de los Catorce de mantener indefinidamente las sanciones contra Austria va a provocar previsiblemente la convocatoria de un referéndum sobre las sanciones y la permanencia en la UE, que es altamente controvertida y peligrosa según los analistas ya que da ocasión a Haider a desplegar toda su demagogia antieuropeista. Aunque decenas de interlocutores en Viena, todos contrarios a las sanciones, consideran un error fatal esta consulta no vinculante que contempla la Constitución austriaca, el canciller puede verse obligado a convocarla una vez conocida la decisión de los Catorce. "Nadie puede ignorar la presión e indignación de la gente por lo que percibe como radicalmente injusto, incluso en un país que ha sufrido muchas derrotas en la historia y no tiene el concepto de dignidad de los franceses y españoles", decía ayer el dirigente del Partido Popular Austriaco (ÖVP) Erhard Busek, uno de los mayores adversarios de Haider en el partido conservador.

La entrada hace cinco meses del FPÖ del populista ultraderechista Jörg Haider indujo a los otros 14 países de la UE a imponer unas sanciones bilaterales contra Viena que han suspendido todos los contactos directos intergubernamentales y diplomáticos. Haider, un populista de derechas que ha mostrado simpatías por el régimen nacionalsocialista, ganó con su partido más del 27% de los votos en las últimas elecciones. Después de largas negociaciones fracasaron los intentos de volver a la ya tradicional alianza en gran coalición de los dos grandes partidos, el socialista y el conservador. Schüssel se lanzó entonces a una operación que equivalía a la ruptura total del consenso democrático en Austria y llegó a un acuerdo para formar Gobierno con Haider.

Cinco meses después, el Gobierno austriaco esperaba que la presidencia portuguesa de la UE diera al menos un plazo para el levantamiento de unas medidas que se consideran absolutamente injustas. "Es inaceptable que no nos den un calendario para el levantamiento, no podemos aceptar que esto quede así de forma indefinida. El bloqueo de las relaciones bilaterales es una locura y mina el proceso de toma de decisiones en la Unión Europea. Lo que necesitamos es diálogo y un calendario. Llevamos cinco meses de Gobierno y todos saben que nuestro balance es impecable". Todas las reacciones en la tarde de ayer en Viena se concentraban en criticar la falta de plazos para el levantamiento de unas sanciones que, según los últimos sondeos, condena ya prácticamente el 90% del electorado austriaco.

Según Schüssel, el partido de Haider ha emprendido de la mano del conservador ÖVP "la transformación de una formación de oposición fundamentalista hacia la responsabilidad de gobierno. El resultado es netamente positivo. Austria ha salido del estancamiento en sus reformas. En cuestiones como el respeto de las minorías que demanda una enmienda constitucional hemos conseguido hacer lo que la gran coalición no consiguió nunca, y eso con una unanimidad parlamentaria".

Como decía ayer el hombre que se ha convertido en el más brillante opositor al Gobierno austriaco, el líder de los Verdes, el profesor Alexander Van der Bellen, "en el momento de la formación de este Gobierno nos alegramos de que en Europa nos acompañaran en nuestra preocupación por la entrada del FPÖ", pero las medidas tomadas se hicieron mal, con improvisación y sin escenario de salida.

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