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NUEVA EJECUCIÓN EN ESTADOS UNIDOS

Graham grita antes de morir en Tejas que su ejecución es "un linchamiento"

La presencia en el exterior de la prisión tejana de Huntsville de una veintena de extremistas del Ku-Klux-Klan, con sus ropajes rituales, acentuó en la madrugada de ayer la impresión de que la ejecución de Gary Graham fue un linchamiento. Ésa fue la definición de su destino que dio el propio Graham, para el que no tuvieron piedad ni el gobernador de Tejas, George Bush, ni el Tribunal Supremo de EEUU. Esposado, atado a una camilla con cintas de velcro y esperando la inyección letal, Graham miró a los familiares de su supuesta víctima y dijo: "Esto es un linchamiento. Yo no maté a Bobby Lambert".

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Desde la ejecución en Tejas de Karla Faye Tucker, en 1998, ninguna cita con el verdugo había despertado tanta emoción y tanta controversia en EEUU. En el caso de Graham había elementos particulares: su condición de afroamericano, el carácter endeble de las pruebas que le condenaron por el asesinato de Lambert y el crecimiento en EEUU de un sentimiento de inquietud ante la extraordinaria cantidad de errores constatados en relación a la pena capital. El hecho de que Bush sea candidato republicano a la presidencia también añadió complejidad al caso."Después de considerar todos los hechos, estoy convencido de que se está haciendo justicia", declaró Bush al lavarse las manos y negarse a concederle a Graham un aplazamiento o conmutación de la condena. Bush se atuvo al criterio de la Junta de Conmutaciones de Tejas que, en la tarde del jueves, decidió que la ejecución siguiera adelante. Por 5 votos frente a 4, esa actitud fue adoptada también por el Tribunal Supremo de EEUU. Una intervención desesperada arguyendo discriminación racial ante un tribunal de Austin sólo logró aplazar dos horas la actuación del verdugo.

Los testigos presenciales contaron que, esposado, amarrado a una camilla y cubierto casi por completo por una sábana, Graham, que tenía 36 años, recibió la inyección letal a las 3.49 de la madrugada de ayer, hora peninsular española. Tenía arañazos en los brazos, señal de que, como había prometido, había luchado físicamente para que no le llevaran a la cámara de la muerte. Larry Fitzgerald, portavoz del Departamento de Justicia de Tejas, confirmó que el recluso forcejeó con cinco guardias al ser sacado de su celda y luego otra vez al ser atado a la camilla en la cámara de la muerte.

En su última declaración, de seis minutos de duración, el recluso reiteró su inocencia ante los familiares de la víctima del crimen por el que fue ejecutado. Graham mencionó a Malcolm X y Nelson Mandela, acusó al Estado de Tejas de "genocidio del pueblo negro" y concluyó: "Gary Graham está siendo asesinado. Habrá otros 100 años de linchamientos, a menos que hagamos algo rápidamente y con todos los medios necesarios". El ejecutado pidió que en adelante se le llame Shaka Sankofa, una manera de reivindicar su herencia africana.

A la ejecución de Graham, la número 135 en los cinco años y medio de Bush como gobernador de Tejas, asistieron personalmente el reverendo y político demócrata afroamericano Jesse Jackson, el reverendo Al Sharpton y Bianca Jagger, ex esposa de Mick Jagger y activista de Amnistía Internacional. Habían sido invitados expresamente por el ejecutado. Jagger y Jackson lloraron inconsolablemente mientras veían morir a Graham. "Incluso aunque Shaka Sankofa [Graham] hubiera matado a alguien, hemos sido testigos de un asesinato organizado por el Estado", dijo luego Jackson. "Hay algo injusto y corrupto en este sistema", añadió.

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En las afueras de la prisión de ladrillo rojo de Huntsville se manifestaban entretanto una veintena de militantes del Ku-Klux-Klan. "Alguna gente dice que el sistema es racista, pero todas las víctimas de Gary Graham eran blancas; sus asesinatos, violaciones y asaltos fueron racistas; ya es hora de que muera", declaró Charles Lee, Gran Dragón del Klan.

Separadas de los ultraderechistas blancos por la policía local y por fuerzas de los Texas Rangers, unas 300 personas protestaban por la ejecución quemando banderas estadounidenses, haciendo sonar tambores africanos y gritando: "Bush, asesino". Allí estaba también la hija de Graham, llorando desconsolada en brazos de un amigo de la familia.

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