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Los mitos y las fantasías de Francisco Toledo llegan al Museo Reina Sofía

El artista mexicano presenta 90 obras de su trayectoria dentro de la cultura zapoteca

El Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid, recibió ayer una antológica del artista mexicano Francisco Toledo (Juchitán, 1940) que con anterioridad se ha expuesto en la Whitechapel Art Gallery, de Londres. La comisaria, Catherine Lampert, declaró que había sido una exposición “estimulante, excitante” que había significado un “descubrimiento”. “Decir que soy el artista mexicano por excelencia me parece excesivo”, dice Toledo en un vídeo. No acudió a Londres ni estuvo en Madrid, por lo que mantiene su fama de solitario que no quiere salir de Oaxaca.

De "artista solitario enraizado en su cultura" calificó ayer el director del Museo Nacional Reina Sofía, Juan Manuel Bonet, la personalidad de Francisco Toledo, que ha preferido seguir trabajando en Oaxaca, donde mantiene además una defensa del patrimonio y la cultura zapoteca, a participar en las ceremonias de las inauguraciones. Bonet no descarta que aparezca cualquier día con su esposa por el museo, como un visitante más que pasa por taquilla. "Bueno, es un proyecto", contestó la hermana del artista, Graciela Toledo, que asistió a la presentación. Para Juan Manuel Bonet, Toledo significa la mexicanidad y la universalidad, situado en la gran tradición mexicana del siglo XX, un artista de difícil clasificación que retoma la herencia de Rufino Tamayo y un hijo tardío de la tradición romántica y simbolista que se une a Goya y Munch. Destaca la iconografía mexicana de los años veinte y treinta en el tema de esqueletos y calaveras y se fija en los autorretratos del artista como "una mirada sobre la condición humana a través de su propio rostro", que aparece con frecuencia con una araña o con un murciélago. Recordó los lazos de sangre e históricos entre España y México y la "deuda de gratitud" al aceptar a los exiliados de la guerra civil.

El Reina Sofía ha entrado en la producción de la exposición planteada por Catherine Lampert, de la Whitechapel Art Gallery, cuyo origen es ofrecer en Londres a una serie de artistas que interesen a un público joven. "A partir de 1996 pude conocer sus obras y visitar Oaxaca. Es un artista carismático, una persona muy culta, que me interesó por el manejo de los materiales y las invenciones de sus imágenes. Tenía miedo de que no se entendiera en Londres, donde el arte mexicano es poco conocido, pero la crítica ha sido buena y al final ha sido un descubrimiento, cuyo final de la muestra ha coincidido con los visitantes de la nueva Tate Modern", declaró Lampert.

De las relaciones entre el Reina Sofía y la Withechapel han surgido exposiciones de Lucien Freud y Susana Solano y en la colectiva Arte en América Latina. Francisco Toledo llega al museo de Madrid tras los montajes de artistas latinoamericanos como Vicente Rojo, José Luis Cuevas, Juan Soriano, Wifredo Lam, Severo Sarduy y Kcho, entre otros.

"En México, Toledo es un dios", afirmó ayer el galerista mexicano Armando Colina, que hace unos meses presentó en Madrid y Barcelona, dentro de una gira internacional que comenzó en Tokio, los dibujos y acuarelas de Toledo sobre la Zoología fantástica, de Borges, que después ha ido completando con otros animales de su mitología personal. La muestra fue organizada por la galería Arvil, de México.

La tercera planta del Reina Sofía, en salas cercanas de la muestra de Zush, se ha montado la exposición de Francisco Toledo, con un diseño de Ángel Bados. Son unas 90 obras presentadas por orden cronológico y, sobre todo, temático. Tras una sala donde se emite un vídeo y una serie de retratos de la fotógrafa Graciela Iturbide, que sitúa las gentes, el ambiente, el taller y las realizaciones de Oaxaca, la obra de Toledo se agrupa en piezas sobre la muerte, los autorretratos del artista, su obra gráfica y un gran espacio donde se cuelgan las pinturas junto a esculturas de cera y vitrinas con libros.

La lista de obras que aparecen en el catálogo, editado por Turner, donde colaboran Catherine Lampert, Dawn Ades y Carlos Monsiváis, clasifica sus trabajos en grupos como animales en tierra, historias de Juchitán-imágenes multiplicadas, objetos, fusión de sujeto / tierra, aire/tierra/insectos, mapas/historia, grabados 1998-1999, imágenes de muerte, autorretratos y libros.

"Desde siempre he estado buscando mi alma", dice el artista en el vídeo. En el mismo comenta su formación artística, que se vincula tanto a la historia familiar ("no veo la importancia del lugar donde naciste") y del pueblo como a su estancia en Europa en los años sesenta, sobre todo los cuatro años en París, donde conoció a Rufino Tamayo y a Octavio Paz, recibió las influencias de Klee y Dubuffett y la estética de la pintura matérica de Tàpies. En esa década, pasó unos meses en Barcelona, donde trabajó en el grabado en Polígrafa, y una más breve estancia en Madrid.

Junto con las opiniones sobre el artista, las narraciones zapotecas, el sexo, el humor, aparecen en el vídeo las realizaciones que ha impulsado en el Estado de Oaxaca, como el museo de obra gráfica, con 10.000 obras, la biblioteca (30.000 volúmenes), la fábrica de papel y el jardín y el cine club Pochote.

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