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Bill Gates dará 35.000 millones a Cambridge para fichar alumnos

Isabel Ferrer

Bill Gates, presidente de Microsoft, y la universidad británica de Cambridge ultiman los términos de la mayor donación recibida nunca por un centro educativo en el Reino Unido. El empresario, que abandonó sus estudios en Harvard a la edad de 20 años, aportará 130 millones de libras (unos 35.000 millones de pesetas) para financiar 230 becas abiertas a los mejores alumnos de todo el mundo. El acuerdo supera con creces a la famosa Fundación Rhodes, creada en la Universidad de Oxford en 1902 en memoria del mítico buscador de diamantes y político Cecil Rhodes.El empresario estadounidense piensa efectuar su donativo a través de la denominada Bill and Melinda Gates Foundation, creada junto con su esposa para "mejorar la vida de las personas a través de la educación y la salud". En Cambridge, los fondos aportados por ésta brindarán la oportunidad de seguir una carrera -en especial, las de ciencia y tecnología- a estudiantes llegados de cualquier país. Para alojarles, se piensa abrir una residencia en los terrenos universitarios, que se llamaría La Casa de Bill Gates (The Bill Gates House).

Portavoces del centro han señalado que las becas favorecerán "a los alumnos con posibilidades de convertirse en líderes de sus comunidades, a las que aportarán todos sus conocimientos". En la ciudad estadounidense de Seattle, donde tiene su sede la fundación de Gates, el generoso proyecto ha sido descrito como una forma de "romper las barreras financieras que impiden a muchos cerebros valiosos acceder a los centros del saber".

Surgida de la fusión de la William H. Gates Foundation y la Gates Learning Foundation, la nueva fundación, con el nombre de Bill y Melinda, se convirtió en enero pasado en la mayor del mundo. El valor de sus acciones ronda los 15.000 millones de libras (cerca de 4 billones de pesetas) y el empresario piensa canalizar a través de ella la mayor parte de su fortuna.

Al igual que Andrew Carnegie, otro filántropo famoso recordado en Estados Unidos por la sala de conciertos abierta en su honor, Bill Gates quiere dedicar en vida sus bienes a causas humanitarias. Sus críticos le reprocharon que se lanzara a la beneficencia justo cuando el Gobierno de su país le acusó de romper las leyes antimonopolio.

El pasado 7 de junio el juez encargado del caso Microsoft, Thomas Penfield Jackson, decidió dividir en dos la empresa de Gates como castigo a las prácticas monopolísticas que empleó para barrer del mercado a su principal competidor y pionero en Internet, Netscape. El fallo ha dado al final la razón al Gobierno de EE UU frente a los intereses comerciales de Gates, quien probablemente ha asumido la sentencia como un motivo más para invertir su filantrópica ayuda lejos de su país

Para la Universidad de Oxford, eterna rival académica de Cambridge, la donación ha supuesto un duro golpe moral. El dinero de Bill Gates no sólo reforzará la ventaja que le han sacado en los últimos tiempos sus vecinos de la ciudad del río Cam. Sobre todo servirá para que éstos compitan en igualdad de condiciones en la búsqueda de los mejores alumnos con centros educativos de Estados Unidos, por lo general dotados de mayores recursos económicos que el prestigioso eje denominado Oxbridge.

Y todavía algo más. Antes incluso de su presentación oficial, las becas de Bill Gates aventajan ya en número y nacionalidades a las becas Rhodes. Pensadas para una treintena de estudiantes, estas últimas incluyen sólo a Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Suráfrica "y otros países de habla inglesa", entre sus zonas de captación.

Muy conocidas en Estados Unidos por algunos de sus beneficiarios, entre ellos el presidente Bill Clinton, que ganó una en 1968, han popularizado allí el nombre de Oxford. Presentan además otra diferencia en su enfoque actual. Creadas con un capital de 4 millones de libras (1.000 millones de pesetas), su presupuesto ronda hoy los 200 millones de libras (54.000 millones de pesetas) y puede ser derivado hacia otros proyectos.

Con su tono igualitario, el plan de Bill Gates le ayudará asimismo a Cambridge a demostrar a sus críticos que la universidad no es clasista a la hora de aceptar a sus alumnos. Según un informe aparecido en el diario The Times, menos del 3% de los inscritos tanto allí como en Oxford proceden del norte del país, tradicionalmente considerado más deprimido. Ambas universidades niegan cualquier tipo de discriminación y explican su mayor número de estudiantes de clase media y llegados de escuelas selectivas o privadas en función sólo del riguroso proceso de selección.

Mientras Cambridge y el presidente de Microsoft perfilan los detalles de su pacto, la Conferencia de Rectores británica ha asegurado que las universidades nacionales necesitan el apoyo del Gobierno y unos 600 millones extra de libras (163.000 millones de pesetas), para no quedarse atrás en el terreno de la investigación científica.

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