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Putin cede ante la presión internacional y da una señal para liberar a Gusinski

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, cedió ayer a la presión internacional y dio una señal positiva para la liberación del magnate de los medios de comunicación Vladímir Gusinski. Calificó de "exagerada" la decisión de encarcelarlo tomada por el fiscal general del Estado. Putin insistió en que el fiscal no se sometía a su autoridad, pero añadió que podría haber optado por medidas menos severas, como dejarle en libertad con el compromiso de no salir del país. Gusinski posee la única cadena de televisión rusa crítica con el Kremlin.

Putin repitió los mismos argumentos que había esgrimido en España para desprestigiar a Gusinski. El presidente, sin embargo, transmitió la impresión de que no tiene criterios claros y de que no ha encontrado aún su propio papel ni ante las camarillas que le llevaron al Kremlin (y que siguen atrincheradas en la fortaleza del poder ruso) ni ante las presiones occidentales. La jornada reveló también que los empresarios alemanes esperan que Vladímir Putin sepa instaurar el orden necesario para reactivar las relaciones económicas con Rusia y son poco sensibles a los problemas de derechos humanos y libertad de expresión, pero que estos sí preocupan a los políticos. El ministro de Exteriores, Joschka Fischer, puso sobre la mesa la libertad de expresión en Rusia durante su entrevista con su colega ruso, Ígor Ivanov.Esta marcha atrás de Putin, junto a la clara posición del Gobierno alemán, contrasta con la postura mantenida un día atrás por Josep Piqué, ministro español de Exteriores. Piqué quiso zanjar la detención de Gusinski como "una actuación de la fiscalía, que actúa con plena independencia", y añadió: "Hay que respetar los procedimientos judiciales como en cualquier otro Estado de derecho".

Alemania y Rusia se reencontraron ayer tras un periodo de distanciamiento entre sus líderes. El canciller Gerhard Schröder, con quien Putin se entrevistó por la mañana, habló de un "nuevo comienzo" y se relajó cuando su interlocutor comenzó a contestarle en alemán. Al calor de la visita, la empresa Gazprom (el monopolio estatal del gas ruso) se preparaba para firmar hoy cuatro proyectos de inversión por valor de miles de millones con sus socios tradicionales alemanes.

Putin se expresó a favor de una actitud menos severa con Gusinski en respuesta a una pregunta de Michel Friedmann, el vicepresidente del Consejo Central de los Judíos alemanes. Friedmann planteó una cuestión fundamental que atravesó la primera jornada de la visita oficial como un hilo conductor. La detención del magnate no es sólo una advertencia sobre la libertad de opinión en Rusia, sino que también lo es sobre la posibilidad de hacer negocios en aquel país. Este planteamiento sobre la imposibilidad de separar democracia y desarrollo económico es opuesto a los planteamientos del pasado soviético, cuando la RFA mantenía magníficas relaciones con la URSS de Leonid Breznev.

Fue el propio Putin quien decidió afrontar el encarcelamiento de Gusinski. Abrevió su conferencia ante los empresarios y anunció que iba a responder a preguntas. Entre el público estaba Friedmann, que razonó la imposibilidad de separar democracia e inversión económica. Al concluir el acto, Putin se acercó a Friedmann y le sopló unas palabras al oído. Friedmann dijo después que aquellas palabras, que no reveló, incrementaban su "precavido optimismo" sobre la liberación de Gusinski.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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