El aumento del 250% de la importación de aceite provoca la caída de los precios
El aceite de oliva está a 270 pesetas el kilo, un precio muy bajo y desconocido desde hace décadas. La Consejería de Agricultura achaca el hundimiento -entre otras causas- al incremento del 250% de las importaciones en apenas un año. Su titular, Paulino Plata, reprochó que mientras en las almazaras andaluzas hay almacenadas 534.000 toneladas de aceite, el Ministerio dé facilidades a los importadores de terceros países, como Túñez o Turquía. El precio está unas 130 pesetas por debajo de la media.
Según datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), de 31.982 toneladas importadas por España en 1998, se pasó el año pasado a 109.859. Un crecimiento de alrededor de 70.000 toneladas en sólo una campaña, al que hay que sumar otras 140.000 toneladas porque el Ministerio "se equivocó" en las previsiones para 1999. La Administración central calculó que la cosecha sería de unas 760.000 toneladas y finalmente la producción con derecho a ayudas rondó las 900.000 toneladas. Plata sumó las cifras y comentó: "Se han puesto en el mercado más de 200.000 toneladas con la que no contaban los operadores". Después acusó al Gobierno de no haber contabilizado la previsión de producción de la cosecha "porque se acercaban las elecciones".
Hay otros factores que también han contribuido a la caída de los precios, como el estancamiento del consumo español de aceite de oliva y el descenso de las exportaciones. Las estadísticas del ICEX recogen que mientras en 1998 se vendieron fuera de España 416.722 toneladas, el año pasado esa cifra bajó a 251.072 toneladas. Esta sobreoferta, los fallos en las previsiones y el incremento de las importaciones "están perjudicando" el precio del aceite andaluz, insistió Plata.
El consejero opinó que el Ministerio también se equivocó al proponer a la Comisión Europea sacar de intervención unas 100.000 toneladas que habían sido retiradas del mercado.
El sector está intranquilo ya que las previsiones para la cosecha del 2000 son de un millón de toneladas. El temor a que se hundan aún más los precios es palpable. Para colmo, el principal importador es Italia, lo que provoca que las exportaciones andaluzas se vean condicionadas por la producción de ese país.
Estudio
El consejero dio estos datos momentos antes de presentar un estudio científico que prueba la viabilidad de la acuicultura de la vieira o peregrina, un molusco bivalvo muy apreciado y de alto valor comercial. Aún no hay análisis de rentabilidad, pero los técnicos que han realizado la investigación creen que hay buenas perspectivas de explotación, ya que pueden venderse en fresco, en conservas, como semillas o engordadas ya para su consumo.
En el estudio han participado el Instituto Oceanográfico, las cofradías de pescadores y la Consejería de Agricultura y Pesca. Las conclusiones se han alcanzado después de tres años de trabajo, pero las horas dedicadas al proyecto han valido la pena: Málaga se puede convertir en la mayor productora de vieira de España y una de las principales de Europa. Para ello es necesario ahora que la iniciativa privada asuma su explotación. Para este tipo de iniciativa, la Unión Europea prevé ayudas que cubren entre el 50 y el 75% del proyecto.
El trabajo es alentador. En el litoral malagueño la vieira posee un período reproductivo más amplio que en otras zonas, ya que realiza puestas casi todo el año. Además, su mortalidad es más baja y alcanza la talla comercial (10 centímetros) en apenas 18 meses. El estudio también señala que "debería plantearse" el cultivo de la zamburiña y la volandeira, dos especies de interés comercial, cuyas semillas han sido localizadas en el litoral de la provincia.
La idea de investigar la acuicultura de la vieira surgió como alternativa para facilitar la regeneración de los caladeros. Comenzó en 1997, con la recogida de larvas. Se utilizaron unas bolsas de red colocadas en mar abierto donde después quedaron atrapados los moluscos debido a su crecimiento. Con dos o tres centímetros fueron cambiadas a cestas de engorde, donde permanecieron hasta que alcanzaron su tamaño comercial.
Por otra parte, la Consejería avanzó que ya ha presentado ante Bruselas un plan marisquero que prevé una parada biológica de tres semanas y cuya aplicación variará según las especies. El objetivo es facilitar la recuperación de los caladeros.
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