EEUU rechaza compartir con Rusia el desarrollo de un escudo antimisiles
Estados Unidos considera "insatisfactoria" para sus propios intereses la propuesta de Rusia de crear un sistema de defensa antimisiles conjunto con la OTAN. Así se lo dijo ayer en Bruselas el jefe del Pentágono, Richard Cohen, a su homólogo ruso, el mariscal Ígor Sergueiev. "La idea, tal como la ha explicado, podría ser complementaria, pero nunca sustitutoria" del escudo antinuclear que Washington quiere poner en acción para prevenir las amenazas de los denominados "Estados irresponsables" (principalmente Corea del Norte, Irán, Irak y Libia), advirtió Cohen.
Cohen y Sergueiev se encontraron al término de la reunión ministerial del Consejo Permanente OTAN-Rusia (CCP) para abordar el asunto, y volverán a hacerlo la semana próxima en Moscú. A la reunión de la CCP no asistió el ministro español de Defensa, Federico Trillo, ni tampoco sus homólogos de Francia y Alemania, Alain Richard y Rudolf Scharping, respectivamente. París y Berlín son los que han mostrado más recelo y críticas sobre la aplicación del Sistema de Defensa Antimisiles (NMD) norteamericano por el temor a que dañe el equilibrio nuclear con Moscú."Nuestro proyecto de crear un sistema común no significaría una violación del tratado ABM", dijo el mariscal Sergueyev en una caótica conferencia de prensa en presencia del secretario general de la OTAN, George Robertson. Éste había dicho que, durante la reunión de la CCP, el representante ruso no había logrado dar suficientes detalles sobre el plan del presidente Vladímir Putin.
El ABM sigue constituyendo una de las piedras angulares del equilibrio entre las dos superpotencias. Suscrito en 1972, en plena guerra fría, por Richard Nixon y Léonid Breznev, prohíbe a cada parte instalar sistemas de defensa global antimisiles. Moscú considera que el plan de Clinton viola flagrantemente el espíritu y la letra del ABM.
Putin esbozó la idea antes y después de la cumbre de la pasada semana con Clinton en contactos con la prensa, pero directamente los norteamericanos no habían recibido explicación más detallada hasta ayer en Bruselas. Y, por sus comentarios, no parecen haber comprendido muy bien de qué se trata.
Moscú estaría sugiriendo la creación de un escudo antinuclear sólo para los llamados misiles de teatro tácticos de corto alcance dentro de un radio no superior a los 3.500 kilómetros. Esa idea, según el ministro de Defensa ruso, no significaría violación alguna del tratado ABM, porque entraría dentro del límite de demarcación pactado en un protocolo del ABM sobre interceptación de misiles de teatro acordado hace tres años. Este protocolo debe ser aún ratificado por los Parlamentos de ambos países.
Idea complementaria
Sin embargo, Cohen fue ayer muy explícito: "La idea englobaría un sistema que en cualquier caso nunca daría suficiente protección a nuestras fronteras. Así que no nos parece satisfactoria para nuestros intereses tal como ha sido presentada. Podría ser complementaria, pero nunca sustitutoria". Estados Unidos contempla un escudo de defensa contra misiles de alcance superior a los 3.500 kilómetros.
La secretaria de Estado norteamericana reiteró el mes pasado en Florencia, durante la reunión semestral del Consejo Atlántico, que Washington aún no ha tomado ninguna decisión, que la Administración Clinton tendrá en cuenta la opinión de los europeos, además del coste (que oscila entre 30.000 y 60.000 millones de dólares), la amenaza y la viabilidad tecnológica del NMD. Hasta ahora los experimentos no han logrado pleno éxito.
En la reunión de ayer en Bruselas, la OTAN y Rusia se comprometieron a mejorar la cooperación a todos los niveles en los Balcanes a través de las fuerzas de paz en Kosovo y Bosnia (Kfor y Sfor). Asimismo, se mostraron de acuerdo en colaborar para acabar con la violencia contra las minorías étnicas, alentar el retorno de refugiados, crear instituciones democráticas y resistir cualquier provocación que pueda minar el proceso de paz.
Sergueiev se manifestó satisfecho con la normalización de las relaciones de Rusia con la Alianza Atlántica, que quedaron rotas tras el inicio de la ofensiva aliada en Kosovo en marzo del año pasado. Sin embargo, Robertson no logró arrancar ayer del ministro ruso el visto bueno para que definitivamente la Alianza Atlántica tenga una misión militar permanente en Rusia. "No es una prioridad en estos momentos para nosotros. La estudiaremos tal vez el próximo diciembre", dijo el mariscal ante la mirada de decepción del secretario general de la OTAN.
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