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Feria de San Isidro

Triunfo y cogida de El Califa

La luz y la sombra de la fiesta han caído sobre los hombros de El Califa. Un rayo de luz al haberle cortado las dos orejas al tercer toro, el único de la corrida al que se pudo torear sin tener que andar pendiente de resolver dificultades. El frío de la sombra, al ser cogido por el sexto, a la salida de un pase de pecho, suceso nada extraño si se tiene en cuenta que el torero de Xàtiva se planta delante de los morlacos sin miedo a las dificultades y sin rehuír ese sitio en el que los toros dan cornadas.La luminosidad le vino con su faena a su primer toro, que, aunque ante el capote se revolvió por ambos pitones, tras dos buenos puyazos con mucho castigo, se quedó hecho un guante. Llegó a la muleta el toro con un son extraordinario y El Califa inició su faena con unos pases en los que se quedó muy quieto, como tampoco rectificó posturas ni se le fue un pie durante todo lo que siguió después. Y lo que siguió fueron dos tandas de naturales en las que hizo girar al toro sobre la pierna izquierda. En la segunda brilló, por encima del resto, un natural lento e interminable aguantando una barbaridad el apretón que le hizo el astado. Los ayudados por bajo con que acabó el trasteo, los podría haber firmado su paisano Enrique Ponce, tales fueron la largura, la estética y el temple, sobre todo cuando se cambió el engaño de mano para prolongar la embestida y hacer doblar al toro.

Aguirre / Rodríguez, Puerto, Califa Toros de Dolores Aguirre, de presencia y juego desiguales

1º y 2º, discretos y flojos. 3º, discreto, bravo y noble. 4º, aceptable y manso. 6º, bien presentado y con problemas. En 5º lugar, dos sobreros de Carlos Núñez, uno devuelto por inválido y otro mansurrón. Miguel Rodríguez: media atravesada y descabello (silencio); tres pinchazos, metisaca en los bajos -aviso-, pinchazo, falla el puntillero y, por fin, se echa el toro (algunos pitos); tres pinchazos y estocada atravesada (silencio). Víctor Puerto: aviso con retraso antes de matar, estocada caída a un tiempo, rueda de peones y se echa el toro (aplausos y también pitos al saludar); aviso antes de matar, pinchazo, media estocada, rueda de peones y descabello (aplausos y también protestas al saludar). El Califa: estocada tendida y caída (dos orejas); cogido durante la faena de muleta, pasó a la enfermería (vuelta de su cuadrilla). Enfermería: El Califa sufre dos heridas en el muslo izquierdo y otra en la mano derecha, con contusiones y erosiones múltiples, de pronóstico menos grave. Plaza de Las Ventas, 8 de junio, 29ª corrida de abono. Casi lleno.

Más información
Victorino: "San Isidro ha sido siempre nuestra feria"
Herido menos grave en la mano y en el muslo L.M, Madrid

El toro fue excelente, no cabe duda. El público pidió para él la vuelta al ruedo, que el presidente no concedió. Pero esta clase de toros pueden descubrir a los malos toreros, que se pierden con ellos en una ensalada de pases. El Califa no se perdió y ganó el doble trofeo, aunque la segunda oreja puede ser discutida si se tiene en cuenta la defectuosa colocación de la estocada.

Quiso repetir El Califa con el último la apoteosis del tercero. El toro tenía más de bronco que de suave y El Califa, con aguante y destreza y también con algún regate para evitar los hachazos, volvió a torearlo con la mano izquierda sin importarle en absoluto el peligro de la res, que terminó por mandarlo a la enfermería.

Si El Califa anda ya subiendo los peldaños de la gloria, Miguel Rodríguez se cruza con él en la escalera, pero en sentido contrario. El torero de Madrid atraviesa un bache evidente. No sabemos por qué causa un diestro al que le hemos visto otras veces con suficiente capacidad lidiadora anda ahora de cabeza con los toros. El primero de la tarde, aunque estaba flojito, metía bien la cara y Miguel estuvo agobiado y aperreado con él. Muchos pases con la derecha, faltos de dominio porque el torero estaba más pendiente de lo que tenía que hacer con los pies que de emplear acertadamente la muleta con las manos.

Fue el cuarto un toro mansote pero que iba y venía sin problemas. A Miguel Rodríguez le faltó ponerse en el sitio y su faena desacoplada y despegada no calentó los tendidos. Miguel ha tenido poca entrega y debe reflexionar sobre su futuro.

A que la corrida terminara a las tantas contribuyó mucho Víctor Puerto, que se empeñó, con tozudez, en hacer las cosas que eran imposibles..

En ambos toros le tocaron un aviso antes de entrar a matar y no se concibe cómo un torero al que tal cosa le sucede no es corrido después a gorrazos por el público. En vez de correrlo, hicieron que saliera a saludar. Absurdo e ilógico premio a lo pelmazo que había estado.

El colmo de la tozudez llegó con los tres toros que salieron en quinto lugar, a los que se emperró en darles la larga cambiada frente a toriles a los tres. Después, con ese quinto que tardeaba y manseaba, estuvo intentando hacer un quite por gaoneras a medio capote, a pesar de que el bicho le apretaba y le hacía correr.

Con el segundo nos demostró que desconoce en qué terreno se puede parar el gazapeo y con el quinto hizo una faena larga e innecesaria que el toro no merecía.

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