Niveles
De pronto, todos los niveles se dispararon. El Ayuntamiento mandó pintar los carriles del paseo de la Castellana y los disolventes hicieron subir el nivel de tolueno. Los presuntos envenenadores que construyen la Federación Española de Fútbol en Las Rozas volvieron a echar vertidos ilegales en el río Manzanares y subió el nivel de contaminación del agua. Pero eso no fue todo, porque, casi a la vez, el alcalde de Madrid se puso a hablar sobre la violencia doméstica e inmediatamente se salieron también de quicio los niveles de manzulina, saturando la atmósfera hasta llegar a unos límites nocivos para la salud de los ciudadanos. Sus reflexiones, llenas de residuos y gases tóxicos, pusieron el cielo de un extraño color marrón y de algunas de las palabras que dijo se desprendieron peligrosos hidrocarburos y elementos volátiles.El impacto de la manzulina sobre el medio ambiente fue brutal, afectando a la flora y la fauna de la Comunidad: en los barrios del centro, las plantas de los balcones languidecieron, y en las urbanizaciones de las afueras, los perros de los chalés comenzaron a aullar lastimosamente; algunas partes del discurso del alcalde se convirtieron en langostas y devoraron cosechas y jardines de la zona oeste. Pero también se registraron numerosos síntomas de contagio entre la población, casi todas las mujeres sufrieron vómitos o ceguera transitoria y en varios colegios a los niños se les olvidó multiplicar, se les olvidaron las fechas de las guerras y los nombres de las montañas. Sin embargo, tras unas horas de confusión y miedo, las autoridades sanitarias lanzaron un mensaje tranquilizador: la manzulina es fastidiosa, pero no deja secuelas. Para demostrarlo, Manuel Fraga se desplazó a Madrid y se bañó en una tinaja llena de manzulina, lo mismo que había hecho durante el antiguo régimen en las aguas franquistas de Palomares.
Esperemos que sea cierto lo que dicen y que el problema haya remitido. Por ahora, el espacio que ocupó la enfermedad ha sido tomado por los rumores. Los hay de todo tipo. Hay, por ejemplo, quien dice saber de muy buena tinta que los asesores y técnicos del Ayuntamiento buscan desesperadamente una forma de darle un giro propagandístico a la cuestión, que estudian las posibles cualidades benéficas de la manzulina y se preguntan qué pasaría si pudiera embalsarse, si se pudiera utilizar como fuente de energía, riego de huertos o pienso para el ganado. Hay también, por contra, quien asegura que algunos compañeros de partido del alcalde están pensando en sustituirlo por una réplica de resina.
Por fortuna, el Real Madrid de baloncesto le ganó la Liga al Barcelona en el mismísimo Palau Blaugrana, se quedó heroicamente con el título, hundió a su rival histórico en los últimos minutos y ante su propia gente hizo que la boca de Joan Gaspart se llenase de esas tonterías masticables que dice cuando pierde, y se trajo la copa a casa. Y eso salvó al alcalde. José María Álvarez del Manzano abrió el balcón del Ayuntamiento al Real Madrid, chocó la mano con los victoriosos, con Djordjevic, con los hermanos Angulo, con Galilea, con Struelens, con Alberto Herreros..., y, al recordar la ominosa lluvia de monedas y bocadillos que les tiraron los frustrados hinchas enemigos a la cancha al acabar el encuentro; al recordar la falta de deportividad del Barcelona, que hizo que no pudieran darles a los ganadores el trofeo en la pista, sino en el vestuario; al recordar las palabras rencorosas e histéricas del entrenador, los empujones de Nacho Rodríguez al gran Djordjevic y el resto de las afrentas recibidas tras la batalla, el alcalde se giró hacia los espectadores, miró a la cámara y dijo: "El Madrid es un equipo que sabe ganar y sabe perder. Qué triste que en algunas ocasiones esto no ocurra en otros sitios". ¿Cómo no va a querer a este hombre la gente?
Sólo espero que otro de los rumores que se escuchan estos días no sea más que un invento. Juran que algunas personas han comenzado a caminar hacia atrás y a vestirse con ropa de hace cincuenta años; que han empezado a reunirse, a proferir gritos en favor del orden y el matrimonio, en contra del libertinaje y la perversión. Pero no debe de ser verdad. Ya han oído que la manzulina es molesta al principio, pero después se diluye y desaparece. Personalmente, no quiero ni pensar que eso no fuera cierto.
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