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Entrevista:SINÉAD O'CONNOR - CANTANTE

"No soy una rebelde, soy una revolucionaria"

Mística y cabreada, la cantante irlandesa Sinéad O'Connor , de 33 años, da pocas muestras de haber cambiado, aunque afirme lo contrario. El álbum con el que retoma su carrera después de seis años mantiene esa doble esencia hasta en el título: Hope and courage (Esperanza y coraje), que sale a la venta el próximo día 16. Religión y política, mezcla explosiva. Decir Sinéad O'Connor es oír el tictac de una bomba. Su silencio discográfico, salvo un disco de grandes éxitos y colaboraciones esporádicas, ha estado acompañado de detonaciones mayores en la prensa: romper una foto del Papa en un programa de televisión en directo; renunciar a un Grammy por razones políticas; confesar su simpatía por el IRA; negarse a actuar en EE UU después de que se oyera el himno nacional; ser abucheada en el Madison Square Garden; abandonar el pop para estudiar ópera; intentar suicidarse con barbitúricos al perder la custodia de su hija, y ordenarse sacerdotisa de una Iglesia cristiana disidente para la que pronunció cuatro misas, dos de ellas en latín, son reacciones que la han mantenido de actualidad sin el apoyo de nuevos trabajos.

El espíritu y la pareja

Vuelve con un nuevo álbum y un nuevo contrato. "Hace dos años y medio tenía prácticamente listo un álbum más amplio que éste, pero tuve problemas con mi antigua casa de discos y he estado desde entonces buscando otra", dice en conversación telefónica . "Me lo he pensado muy bien, porque un contrato discográfico es casi como un matrimonio". Lo que ha logrado, de momento, es trabajar en este disco con una serie de productores de la talla de Dave Stewart, Brian Eno o Wyclef Jean. "Son gente de mucho talento y que siempre han estado en la vanguardia", comenta.

Según explica, no es que haya vuelto a grabar para recuperar a su público, y dice que no piensa salir de gira porque debe hacerse cargo de su hija, de cuatro años. "Es, sobre todo, un disco en solitario en el que las canciones representan lo que mi alma me canta. Es mi alma la que tiene el deseo de que yo la escuche", dice.

La mayor parte de las canciones han sido escritas por Sinéad O'Connor y en ellas dominan dos temas: la vida espiritual y las conflictivas relaciones de hombres y mujeres. "Es difícil para una mujer fuerte establecer una relación con un hombre que sabe que la suya no será la posición dominante", afirma. "Es difícil encontrar a un hombre que sea más fuerte que tú, y creo que es lo que las mujeres como yo queremos. Alguien que sea cariñoso, amable y gentil, pero que también sea un poco más fuerte que una".

"De todas formas, siento que la vida para los hombres es ahora más difícil de lo que imaginan las mujeres. Al menos, nosotras sabemos expresar mejor nuestros resentimientos, nuestras dudas, y no tememos tanto mostrarnos vulnerables, mientras que los hombres no están preparados para mostrar sus miedos y flaquezas".

La mayor parte de los temas están envueltos en una atmósfera de melancolía, pero hay también un tema fogoso y rebelde, el de una chica que abandona sus estudios, su Dublín natal, y se va a Londres para ser una estrella del rock. "No soy una persona melancólica y hace tiempo que quería hacer una canción pop más ruidosa. Hace salir partes de mí que estaban escondidas. Pero no pienso en mí como una rebelde, más bien como una revolucionaria", dice. "No me gusta la palabra rebelde, porque la han usado demasiado en referencia a mi forma de actuar, para criticarme, y lo hacen porque soy una mujer y no me comporto de la manera en que se supone que debe hacerlo una mujer. Es algo siniestro. No llaman rebelde a gente como Bob Geldof u otros artistas. No llaman rebelde a Puff Daddy", añade, tratando de no perder la calma.

Del futuro

"La palabra rebelde me sugiere simplemente alguien que se rebela sólo por el gusto de hacerlo. Un revolucionario es alguien que casi llega del futuro, que trae información que no se ha escuchado o visto antes, y trata de cambiar las cosas desde dentro", dice ya en tono más sereno.

Los vaivenes espirituales de Sinéad O'Connor han sido aireados ampliamente en la prensa. Ella no quiere hablar de este tema y de su pasajera toma de hábitos como monja de una secta religiosa. Pero sí habla de su evolución espiritual. "Sufrí mucho con las críticas que se me hicieron, sobre todo porque era muy joven. Cuando tienes veintitantos años eres muy insegura. Ahora ya no me siento mal respecto a eso, es sólo parte de la vida".

El álbum termina con una extraña versión del kyrie eleison, la invocación católica. "Me interesa la música como magia. Creo que lo divino, a veces, puede atraerse a través de la palabra pronunciada. Ésta es una canción muy poderosa, es como un encantamiento diseñado para llamar al Espíritu Santo. Es un tema muy poderoso a la hora de comunicarse en el alma; abre algo ahí dentro, algo que se llama compasión", afirma.

El que termine un álbum de música pop con un tema como éste deja claro que para la cantante irlandesa el pop no es necesariamente una música frívola. "Creo que la música es la única manera en que el alma se representa. El pop puede ser una de las formas en que la gente puede encontrar inspiración, más que en el trabajo, la política o la religión organizada. Es la expresión del alma, y no sólo de su humanidad".

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