La nueva izquierda pide un desarrollo justo
Catorce líderes progresistas abogan en Berlín por que la 'nueva economía' beneficie a todos
Los 14 jefes de Estado y Gobierno de cuatro continentes, que abordaron los problemas de la modernidad en Berlín, concluyeron ayer sus debates con un mensaje rotundo: El Estado no sólo debe corregir los excesos de los mercados financieros sino que debe encargarse de asegurar un reparto justo del bienestar que generan el desarrollo de las nuevas tecnologías como Internet.El canciller alemán Gerhard Schröder, anfitrión de la conferencia Gobierno Progresista para el Siglo XXI, lo dejó bien claro al presentar las conclusiones de la reunión: "Hay que facilitar el regreso de la política y lograr un equilibrio entre la política y los mercados". Y remachó: "Queremos crecimiento económico y justicia social".
El presidente norteamericano Bill Clinton se refirió también a la necesidad de hacer más esfuerzos para reducir las desigualdades entre pobres y ricos y las desigualdades en educación, destacando las posibilidades que abre un instrumento como Internet. "Si hasta el pueblo más pobre obtiene un ordenador, una impresora y acceso a Internet, tendrá abiertas las puertas a la Enciclopedia Británica y con ella a la cultura", subrayó Clinton.
Camino común
"Tenemos diferentes voces y un camino común", destacó a su vez el primer ministro francés, Lionel Jospin, quien contrapuso a la "responsabilidad global" el protagonismo de los "Estados nacionales". En opinión de Jospin, es necesaria la "rehabilitación de los políticos", que deben ejercer responsabilidades en el campo del empleo, el crecimiento y la educación. "Un entorno financiero internacional estable es un factor básico para fomentar el crecimiento económico y para permitir a todos los países que cosechen los beneficios potenciales de la globalización". "Las recientes crisis internacionales han subrayado la necesidad de regulaciones financieras adecuadas", añadió.
El presidente chileno Ricardo Lagos, a su vez, dijo que no basta con la transferencia de recursos y el tener la casa en orden con una política fiscal seria y una balanza de pagos adecuada, y se pronunció por un lugar de encuentro para tratar sobre los flujos financieros. El comunicado final de la reunión indica la intención de "examinar la estructura de los flujos en la economía mundial que impide la inversión directa incluso en aquellos países que tienen las necesarias condiciones económicas".
El presidente de Estados Unidos coincidió también en pronunciarse a favor de no abandonar la economía a su propio desarrollo espontáneo y prometió transmitir a la próxima cumbre del G-7 ( los siete países más industrializados del mundo) que se celebrará en Japón las conclusiones del encuentro de Berlín en lo que se refiere a extender las oportunidades de educación en el Tercer Mundo y dar una mayor respuesta a las enfermedades que hacen estragos en esos países mediante la difusión de nuevos medicamentos para luchar contra el sida, la malaria o la tuberculosis.
Los asistentes a la reunión de Berlín, que en parte habían participado en otra cumbre menos institucionalizada en Florencia en 1999, decidieron transformarse en un club global, según el jefe de Gobierno holandés, Wim Kok. Las reuniones continuarán en el futuro. A nivel de expertos se han fijado tres reuniones globales y también otra de carácter latinoamericano, entre los analistas y consejeros que han servido de apoyo a los tres dirigentes de esta zona (Chile, Argentina y Brasil) que han estado presentes en Berlín. A escala de jefes de Gobiernos se hablaba ayer entre bastidores de una nueva cumbre, que podría celebrarse en París, lo que supondría un apoyo al jefe del Gobierno francés, Lionel Jospin, que tuvo un gran protagonismo en Berlín y que obligó a introducir en el comunicado final las cláusulas necesarias para que quedara claro el respeto por la diversidad cultural nacional en el mundo globalizado.
Sociedad civil
Tony Blair, el padre de la tercera vía, o el proyecto de renovación de la socialdemocracia que era la idea vertebradora del club en sus orígenes, no asistió por motivo de su reciente paternidad y, aunque los expertos británicos asistentes al acto apoyaron el documento final, no está claro en qué medida lo apoya Blair. "Los Gobiernos progresistas y la tercera vía están por la familia", dijo Clinton en un intento de justificar la ausencia de Blair. El presidente norteamericano participó de forma activa en las discusiones de Berlín, pero causó alguna irritación entre los alemanes al llegar tarde a todas partes, tanto el viernes, debido a una entrevista con el ex canciller Helmut Kohl, como el sábado a la conferencia de prensa final.
La modernidad, tal como está entendida en el comunicado final de la reunión, que tuvo una duración de tres horas, supone una recuperación del protagonismo de la política a escala global, tras una época de perplejidad causada por el derrumbe ideológico de la izquierda en la década de los noventa. En este sentido, los 14 líderes reunidos en la capital alemana coincidieron en la necesidad de reforzar la sociedad civil. "La sociedad civil debe participar en el bienestar material y en las decisiones políticas, aunque en cada uno de nuestros países esta fórmula se aplique de distinta manera", resumió el canciller Schröder. El comunicado final aboga por buscar "un nuevo equilibrio entre derechos y responsabilidades" entre ciudadanos y Estado.
Por la integración de los emigrantes
Hay que adoptar "políticas claras de emigración y asilo" para afrontar "una época de grandes movimientos de población", concluyeron ayer los asistentes a la cumbre de Berlín. Los participantes en la conferencia Gobierno Progresista para el Siglo XXI, cuyo anfitrion era el canciller alemán Gerhard Schröder, se manifestaron a favor de la "intengración social y el respeto a la diversidad étnica, cultural y religiosa" porque ello "fortalece la sociedad, flexibiliza la economía y fomenta el intercambio de ideas y conocimientos".Esta actitud abierta hacia la emigración, recogida en el comunicado final, es una de las conclusiones más importante de la reunión de Berlín y se añade a otras ideas, como la regulación de los mercados financieros o la necesidad de abrir los mercados de los países ricos a los países pobres, que ya formaban parte del acervo acumulado por los dirigentes de centroderecha en su búsqueda de soluciones responsables para los problemas del siglo XXI haciendo uso de las nuevas posibilidades tecnológicas disponibles.
La lucha contra la xenofobia, el racismo, los odios religiosos y étnicos a escala internacional y nacional se ha convertido en una de las tareas prioritarias de la modernidad. A juzgar por el comunicado final, así lo ven Clinton, Schröder, Jospin y los otros 11 dirigentes.
Los líderes de esta cumbre progresista no habían previsto de antemano cargar tanto las tintas contra el racismo en el comunicado que ya tenían en forma de borrador cuando llegaron a Berlín. Sin embargo, las discusiones que mantuvieron, primero con los expertos y luego entre sí les hizo darse cuenta de que tenían problemas comunes bastante generalizados, según manifestaron medios gubernamentales alemanes.
Los dirigentes constataron que los procesos migratorios sirven de detonante para que partidos políticos de tipo conservador lanzen "ataques viscerales" a la política de integración y asilo. Ante esta constatación común, decidieron "hacer constar" su "repudio de la xenofobia y los odios étnicos y religiosos en todas sus formas" y su "determinación de luchar contra ello tanto a escala nacional como internacional".
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