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Reportaje:

Los últimos del 'Bismarck'

Supervivientes del barco alemán e ingleses, que lo hundieron, confraternizan en Torrevieja

"En aquellos momentos me encontraba flotando en el mar, agarrado a un salvavidas y veía, a un lado, cómo se hundía el Bismarck y, al otro, los barcos británicos que se acercaban a mí". Así evocaba ayer en Torrevieja el octogenario marino alemán Kurt Trekmann, el hundimiendo del poderoso acorazado Bismarck, perteneciente a la Armada del Tercer Reich, a manos de los destructores ingleses, hace ahora 59 años en el Atlántico Norte, frente a las costas danesas.De este superviviente de aquel episodio de la II Guerra Mundial ha surgido la iniciativa de convertir el aniversario del hundimiento del buque en un acto de confraternización y reconciliación entre los supervivientes del hundimiento (117 personas, de los 2.700 tripulantes), los atacantes, los marineros británicos, y sus colegas españoles, que también colaboraron en las tareas de rescate.

Los actos de esta reconciliación postbélica se han celebrado en la localidad de Torrevieja, ciudad donde reside Trenkmann, y culminaron al mediodía de ayer con un almuerzo. Kurt Trenkmann, junto a varios de sus compatriotas, todos ellos vestidos con una chaqueta con el escudo del Schlachtschild-Bismarck, compartían su alegría de poder seguir, año a año, rindiendo tributo a sus compañeros muertos y a los ingleses que los salvaron.

Por parte de los ingleses, que también colaboraron en las tareas de rescate de sus enemigos, tan sólo ha acudido al simbólico encuentro Ken Garham, hermano del soldado Víctor Garham, que murió junto a los 1.300 tripulantes del buque de guerra británico Hood, hundido por el Bismarck, poco antes de que el acorazado, tras ser martilleado durante más de una hora por la flota inglesa, se precipitase al fondo del océano.

Supervivientes alemanes y los atacantes británicos, todos perfectos conocedores del inglés, los primeros debido a los años que pasaron como prisioneros de guerra en campos británicos y de Canadá, agradecieron también a la Armada Española, y en concreto a los marineros del buque Canarias, su colaboración en el rescate de las víctimas. Hasta ahora, los alemanes sólo han encontrado a un familiar de aquellos marinos españoles, el hijo del comandante del Canarias, a quien visitaron y le hiceron entrega de una placa.

El fraternal encuentro transcurrió con cordialidad y recordando los trágicos momentos que vivieron en las gélidas aguas del Atlántico. "Estaba convencido de que los británicos iban a matarme, porque la propaganda alemana así nos lo hacía creer", relató Trenkmann. "Pero cuando los ingleses me echaron las cuerdas para salvarme me emocioné y dejé de verlos como enemigos para sentirlos como amigos para siempre", concluyó.

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