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LA CRISIS DEL PAÍS VASCO

Benegas propone un nuevo diálogo sin condiciones políticas para lograr la paz en Euskadi

La paz es posible en Euskadi si los partidos son capaces de pactar un método de diálogo sin exclusiones, sin condiciones previas -salvo el cese pleno y permanente de la violencia- y con total libertad de propuestas políticas. Ése es el diagnóstico de José María Benegas, presidente del PSE-PSOE, quien, en su libro Una propuesta de paz (Espasa), de inminente aparición, presenta un detallado plan basado en una doble experiencia: corregir los intentos hasta ahora frustrados de encontrar una vía de diálogo en el País Vasco y aprovechar las lecciones positivas del modelo norirlandés.

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"La generosidad que requiere todo proceso de paz implica estar dispuestos a superar los foros o pactos que han existido hasta el momento presente, especialmente el Pacto de Ajuria Enea y el de Lizarra-Estella, sin que ello suponga necesariamente hacer dejación de lo allí firmado, para dar paso a un nuevo lugar de encuentro en el que participemos todos", afirma José María Benegas. Y propone como nuevo lugar de encuentro un Consejo de Partidos por la Paz que debería regirse por los principios siguientes:1º. Nadie tiene derecho a excluir a nadie.

2º. Nadie planteará al inicio de las conversaciones cuestiones de cumplimiento previo, salvo la ya citada del cese pleno y permanente de la violencia.

3º. Desde el inicio del diálogo, la libertad de propuestas políticas será total, así como la libertad de expresión y defensa de las posiciones de cada cual.

El dirigente socialista, que fue consejero de Interior del organismo preautonómico vasco y uno de la artífices del Pacto de Ajuria Enea, indica que la constitución de ese Consejo de Partidos requiere resolver algunas cuestiones clave, como el ámbito -aspecto clave del fracasado plan Ardanza-, su composición, la presidencia, el método de trabajo y el modo en que se adopten las decisiones.

Respecto al primer punto, Benegas defiende que el "ámbito inicial" deberá respetar las estructuras jurídico-políticas existentes. Para ello deberán constituirse al menos dos foros de discusión: el de la Comunidad Autónoma Vasca y el de la Foral de Navarra.

En esos ámbitos de encuentro, "los partidos políticos que hubieran obtenido representación parlamentaria en las últimas elecciones autonómicas" estarían representados por tres delegados, "sin otra representación diferente de la que directamente les ha conferido la ciudadanía en las elecciones".

En el tema crucial de cómo se adoptan los acuerdos en ese ámbito de discusión política, el dirigente socialista propone una fórmula de "mayoría cualificada" que evita el escollo de la unanimidad y reserva la mayoría simple para la adopción de cuestiones menores, como convocatorias, reuniones, periodicidad y plazos.

La "mayoría cualificada" que postula Benegas se inspira en "el mayor acuerdo alcanzado entre vascos desde 1977": el que se produjo en torno al Estatuto de Guernica y, en el caso de Navarra, la Ley de Amejoramiento del Fuero.

En bases a esos ejemplos, Benegas propone que "para que una propuesta de esta naturaleza prospere deberá alcanzar un respaldo de al menos un 70%, extrapolando la representación parlamentaria que los partidos tienen" (ver cuadro). Esa fórmula supone que ni los partidos constitucionalistas ni los nacionalistas, por sí solos, podrían alcanzar esa mayoría.

El acuerdo que gozase de esa mayoría cualificada en el Consejo de Partidos por la Paz y en caso de que "afectase al ordenamiento jurídico general del Estado", es decir al actual marco estatutario o constitucional, "los partidos con representación en las Cortes generales se comprometen a tomarlo en consideración para su tramitación y ulterior discusión parlamentaria, sin menoscabo de la soberanía de las Cámaras, como no podría ser de otro modo, a lo largo de su paso por el Congreso y el Senado".

Benegas, de esta forma, intenta desarrollar una de las claves del plan diseñado por el anterior lehendakari, José Antonio Ardanza. El "ámbito vasco de decisión" sería el Consejo de Partidos por la Paz, cuyas decisiones deberían ser ratificadas por los órganos constitucionales que encarnan la soberanía: el Coengreso y el Senado.

Benegas defiende en su libro que la búsqueda de un lugar de encuentro para la mayoría de los vascos "no puede realizarse desde proyectos extremos, centralismo o independencia, sino en los escenarios intermedios como el autogobierno".

Desde su experiencia como dirigente socialista vasco, con una demostrada capacidad de diálogo con las fuerzas nacionalistas, y las fallidas experiencias de diálogo con ETA emprendidas por los Gobiernos socialistas, Benegas confiesa a título "estrictamente personal" su deseo de hacer propuestas para encontrar un camino hacia la paz.

"He denunciado que todavía se efectuán formulaciones antidemocráticas, como cuando se pretende definir el futuro de Navarra sin contar con la voluntad libremente expresada de sus ciudadanos. He defendido hasta la saciedad que la violencia es un desastre para nuestro pueblo y que, además, es inútil desde el punto de vista político. He criticado la propuesta de Lizarra y he reivindicado la unidad democrática para alcanzar la paz", afirma Benegas.

Con su propuesta, "abierta a la crítica y a la discusión", desea contribuir a constituir un punto de partida "para avanzar hacia la anhelada paz que nos permita construir en nuestro ámbito vasco un modelo de progreso, tolerancia, justicia social y felicidad para nuestros ciudadanos". Conseguirlo, en su opinión, es responsabilidad de todos.

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