Una joven adulta Compañía Nacional de Danza 2 Director artístico: Nacho Duato. Director adjunto: Tony Fabre. Programa: Na Floresta (Nacho Duato / Heitor Villalobos, Wagner, Tisso, 1990); Holberg Suite (Tony Fabre / Holberg. Estreno); Uccelli (Nacho Duato / O. Respighi, 1985). Teatro Albéniz. Madrid. 25 de mayo de 2000.

Nacida al cobijo del creador Nacho Duato, la Compañía Nacional de Danza2 dio su primer paso escénico el pasado jueves en Madrid. Una docena de jóvenes bailarines desveló su potencial ante el público, escuchó los primeros aplausos y saboreó su primer triunfo. Merecido triunfo hay que decir. Porque demostraron ser cuerpos inteligentes, atentos, coordinados y sensibles. Cuerpos capaces de asumir las destrezas y proezas físicas que la disciplina les exige, pero también capaces de emanar emotividad y hacer de la danza un gozo para sí mismos y para su primera audiencia.Tres coreografías conformaron el programa. La selección de Na floresta (Nacho Duato, 1990) para abrir la velada no es más que el síntoma de la extrema confianza que el coreógrafo y Tony Fabre, su director adjunto, tenían en sus nuevos vástagos. Compleja, sensual y sobre todo lírica, la pieza concentra en su breve duración los códigos que han definido el buen oficio de su creador. Danza abstracta y virtuosa, emocionante y emocionada, que fue bailada con esmero por el equipo debutante, que encadenó la sucesión de tríos, duetos, solos brevísimos y trabajos de conjunto con milimétrica perfección. Lo más peligroso de Na floresta no está en su reto técnico, que lo tiene, ni tampoco en esa velocidad de vértigo que debe alcanzar. El reto más fuerte es solventar con éxito ese arrebatado tono lírico que es la esencia de la obra. Y aquí es donde la joven agrupación se desbordó, consiguiendo así el mejor y más emotivo momento de la noche.

Holberg Suite, de Tony Fabre, fue la única pieza creada especialmente para el debú de la agrupación. El coreógrafo, familiarizado con el lenguaje de la Compañía Nacional de Danza como bailarín y repetidor, decidió que era la oportunidad para mostrar la vitalidad y destreza del grupo que ahora le ha tocado conducir. Con un dispositivo escénico poco funcional y algunos altibajos en la fluidez coreográfica, la pieza es un ejercicio de virtuosismo que, a pesar de ser una obra de conjunto, permite el lucimiento de las individualidades. Algunos bailarines resultaron asombrosos y otros un poco por debajo, pero ninguno fue reprobado.

Temática y coreográficamente ingenua, Uccelli (1985) es una pieza nunca vista en España. Fue estrenada por Nacho Duato, entonces aprendiz de coreógrafo, dentro del Nederland Dans Theater II, agrupación holandesa homóloga a la que hoy nace. Es una obra cómica y teatral que transmuta a los bailarines en pájaros. Tiene un carácter ligero y apenas si se vislumbran en ella algunos trazos del peculiar lenguaje que Duato ha desarrollado posteriormente. La joven compañía lo resolvió todo con frescura y gracia.Sala llena. Aplausos cálidos. Motivos para el festejo. Porque, además de una buena velada de danza, se pudo ver cómo una agrupación joven puede nacer adulta.