Fujimori ignora a la comunidad internacional y se niega a retrasar las presidenciales peruanas
La intensa presión internacional no ha logrado doblegar la intransigencia del presidente peruano, Alberto Fujimori. En contra de la recomendación de la Organización de Estados Americanos (OEA), apoyada por Estados Unidos y la Unión Europea, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), afín al Gobierno, decidió mantener para el próximo domingo la celebración de la segunda vuelta de las presidenciales. Sin la presencia del candidato opositor, Alejandro Toledo, que exige el aplazamiento por falta de garantías, Perú se encamina hacia la autoproclamación de Fujimori para un tercer mandato consecutivo.
En las principales ciudades del país (Lima, Arequipa y Chiclayo), hubo manifestaciones y enfrentamientos. La misión de la OEA daba en la madruhada de hoy los últimos pasos antes de anunciar hoy, casi con toda probabilidad, la retirada total del proceso electoral peruano, que en ningún caso recibirá el aval de la organización regional. El embajador Eduardo Stein, jefe de la misión, anunció que el domingo no estará en el país.La decisión del JNE por tres votos a dos contra la prórroga de los comicios sorprendió a observadores, políticos y periodistas. Stein había recomendado postergar 10 días la consulta electoral, plazo mínimo para poder corregir los desarreglos en el sistema de cómputo de los votos, que ha sido seriamente cuestionado a lo largo de toda la campaña y que ha sido sometido a dos simulacros en los últimos días.
A primera hora de la mañana, el fujimorismo había dado, a través del candidato a vicepresidente Francisco Tudela, signos de que estaba dispuesto a retrasar los comicios. Mientras, desde Venezuela, el Supremo anunciaba el aplazamiento de sus elecciones por fallos en el sistema informático utilizado para el escrutinio. Alejandro Toledo recibió la noticia en Chimbote, donde congregó a unos 100.000 seguidores. Su asesor, Diego García Sayán se la comunicó telefónicamente minutos después de terminar el mitin.
El nuevo escenario en el que entra Perú está plagado de incertidumbres, según coinciden diversos analistas. La declaración del presidente norteamericnao, Bill Clinton, en la que dijo estar preocupado por la decisión de Toledo de no acudir a los comicios si no se aplazaban puede haber servido a Fujimori para envalentonarse, estiman en la candidatura de Toledo.
El miércoles el panorama era distinto, después de que The New York Times, y The Washington Post publicaran duros editoriales contra Fujimori, donde le advertían de que si no propiciaba unas elecciones limpias "se convertirá en un paria internacional". No hay duda de que Estados Unidos tiene la mayor capacidad de presión. Basta mirar los indicadores económicos para comprobarlo. Las importaciones y exportaciones de EEUU a Perú equivalen a las de la Unión Europea, Japón y Brasil juntas. Si Washington decidiera cerrar el grifo, el Gobierno de Fujimori quedaría al borde de la asfixia.
En los distintos escenarios contemplados por el equipo de asesores del presidente no preocupa en exceso lo que pueda hacer el resto del mundo. Y además, dentro de la OEA no todos los Estados miembros apoyan una actitud de firmeza en Perú. México y Brasil, por motivos diferentes, no están a favor del derecho de injerencia.
El centro de Lima fue escenario ayer de una batalla campal cuando grupos de manifestantes apedrearon y causaron destrozos en la fachada del edificio del JNE. La jornada nacional de protesta contra el fraude electoral terminó en enfrentamientos entre manifestantes y policías en varios puntos. Eran los primeros disturbios que se producían en Lima desde el inicio de la campaña para la segunda vuelta.
Choques con la policía
Sindicatos de trabajadores de la construcción civil, gremios, organizaciones estudiantiles y campesinas convocaron la jornada de protesta, que tenía como principal reivindicación el aplazamiento de las elecciones. Poco después del mediodía, varios miles de manifestantes concentrados en la plaza 2 de Mayo avanzaron hacia la Plaza de Armas, donde se levanta el palacio del Gobierno. Grupos de manifestantes trataron de retirar las rejas de protección, a lo que la policía respondió con el lanzamiento de gases lacrimógenos y balas de goma. "Chino delincuente, el pueblo te repudia", gritaban los manifestantes, mientras quemaban pancartas de Perú 2000, la candidatura de Fujimori.
José Luis Risco, presidente de la Confederación General de Trabajadores (CGT) advirtió que insistir en realizar las elecciones el 28 de mayo significaría "poner al país en una grave crisis interna y aislarnos de la comunidad internacional. No reconoceremos a un presidente producto de la farsa electoral". Hubo concentraciones y manifestaciones en los departamentos de Cuzco y Loreto, dos de las zonas en las que Toledo obtuvo una mejor votación en la primera vuelta de los comicios.
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