Los dos mil
Cuando Andrés García Reche, por entonces consejero de Industria, Comercio y Turismo, nos invitó a escribir sobre los noventa, nunca pensé que el Círculo de Moda, celebraría, años más tarde, por estas fechas, en el Colegio Mayor Rector Peset, su 15 aniversario, haciéndonos recordar que, desde entonces, más que unos años, ha transcurrido un siglo, incluso un milenio. Tanto como lo que va, desde el reconocimiento de los derechos del individuo, a la sumisión a los dictados de la globalización.El Círculo de Moda, entidad de investigación para la industria, fue otra de las valiosas iniciativas, que como las exposiciones de nuevos diseñadores, los premios a la innovación, y los propios institutos tecnológicos, fueron alentadas, en aquellos primeros momentos, por el Instituto de la Pequeña y Mediana Industria Valenciana.
El nuevo milenio arrincona al anterior, incluso en su denominación, que como dos mil, no dejará de reconocerse hasta que pasado un tiempo, comience a identificarse, un siglo más, con referencia a los años de la cifra de las decenas.
Efectivamente, parece que es el signo de la época. Hoy nada ocurre, ni en los más recónditos lugares, que no sea inmediatamente distribuido en mil imágenes. Incluso podría decirse, que nada ocurre, si no es gráficamente reproducible, y sólo ocurre, desde que se tiene visión de ello, aún cuando eso tenga lugar, por decir algo, meses o años más tarde.
La vieja máxima de que vale más una imagen que cien palabras, ha sido convalidada yendo más allá, por cuanto hoy sólo vale lo que es capaz de ser visto. Ver para creer. Santo Tomás, entronizado. Así el libro ha perdido terreno, que sólo recobra, cuando el guión se lleva al cine, al igual que la conferencia parece requiere ir acompañada de medios audiovisuales. Se trata de la aplicación del menor esfuerzo, tanto para la distracción como para la comprensión.
Se imponen los planteamientos más simplificados, tanto en la producción como en la distribución. Por ejemplo, respecto a la marginación de las películas en versión original, subtituladas, lo que impide tanto la apreciación artística como el aprendizaje de los idiomas, en lo cual tanto retraso llevamos.
La simplificación alcanza a los comportamientos. Asistimos a una mixtificación, que rebaja las diferencias, entre sexos, edades, o continentes, con el único y definitivo condicionante de la riqueza. La globalización irredenta, con la mayor discriminación.
Así los dos mil, son ya una realidad, mientras aquellos noventa, apenas una inspiración. Próxima, y ya lejana, como los sesenta. Intentaban ser transformadores, y apenas lograron alterar la situación. Sus ya históricos lemas, que recientemente revisitamos en la exposición Cinc Segles i un dia, la imaginación al poder, como también, seamos realistas pidamos lo imposible, fueron reconducidos, anecdóticamente.
De otra manera, cómo se explican estos dos mil, con su multiplicidad de organizaciones no gubernamentales, para hacer frente a la desconfianza en los propios gobiernos. No será acaso cierto, el sarcasmo que recientemente reflejaba la incomunicación entre el primer y el tercer mundo, afirmando que conviene mantener las distancias. ¿Se puede decir, en caso contrario, que vamos globalmente mejor?
Alejandro Mañes es gerente de la Fundació General de la Universidad de Valencia.
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