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Más de 55.000 personas participan en la tradicional Cursa El Corte Inglés

Con atuendo deportivo -polo y pantalón de loneta- compareció ayer el alcalde de Barcelona, Joan Clos, para dar la salida a la 22ª edición de la Cursa El Corte Inglés.Las 56.414 personas de todas las edades que participaron en la tradicional carrera -la participación rompió este año la curva descendente de las últimas cinco ediciones- recorrieron por las calles de la ciudad los casi 12 kilómetros del trayecto. Lo único importante era llegar a la meta antes de que se cerrase el control situado en la plaza de Catalunya, dos horas y media después del pistoletazo de salida.

Un hombre de 57 años falleció tras sufrir un ataque al corazón cuando se encontraba a 150 metros de la llegada.

PASA A LA PÁGINA 9

Susanna Saez
Susanna Saez

Un hombre muere a pocos metros de la meta víctima de un ataque al corazón

VIENE DE LA PÁGINA 1 Algunos llegaron con la lengua fuera y la mirada perdida, otros dando brincos y levantando los brazos en señal de victoria. El hecho es que llegaron, que era lo único importante para las más de 56.000 personas que recorrieron los casi doce kilómetros. Un hombre de 57 años, vecino de Viladecans, sufrió un accidente cardiorrespiratorio cuando acariciaba la línea de meta, a 150 metros de la llegada, y falleció minutos después en el hospital del Mar.

El día amaneció antipático, amenazador, cubierto de bruma y nubes. Desde las 8.30 horas los participantes se fueron concentrando frente a la puerta de El Corte Inglés de la plaza de Catalunya. Un año más, el encargado de dar la salida a la prueba, que no de correrla, fue el alcalde de Barcelona, Joan Clos. Quien sí se vistió de corto para participar en la carrera fue su compañero de consistorio, el concejal de Deportes, Albert Batlle.

Los primeros en tomar la salida fueron los 1.800 deportistas federados que iban a disputar el triunfo final de la prueba. Para el resto de los participantes, completar los casi doce kilómetros de recorrido significaba una victoria por sí mismo. Entre ellos había personas de todas las edades y condiciones, desde un grupo de ciegos con perros guía hasta una pareja difrazada de payaso.

La presencia de políticos y medios de comunicación hizo que diferentes colectivos aprovecharán la ocasión para airear sus reivindicaciones. Un grupo de bomberos, vestidos con mono y casco, se pararon frente a la tribuna de salida interpelando al alcalde; unos insumisos llevaban camisetas que mostraban un soldado entre rejas; el colectivo de ayuda a Chiapas portaba una pancarta en la que se leía: "Paremos la guerra en Chiapas!, y hasta un chaval imberbe escupió su desilusión con el Barça en un cartel que rezaba: "Adiós, Van Gaal. Fuera los impresentables de Núñez y Gaspart".

Bromas y charlas

Desde la calle de Aragó hasta plaza de Espanya la carrera discurrió entre bromas y zancadillas, reencuentros de amigos y charlas de bar. Tampoco faltaron las habituales escenas del papá con un bebé en el carrito. Sin embargo, la sonrisa liviana desapareció de la mayoría de los rostros a medida que llegaban a las primeras rampas de Montjuïc. "Es apenas una colina, pero a mí me parece Montserrat", decía un anciano con una gorra estridente mientras dejaba pasar al grueso del pelotón. "¿Ves esto?", preguntaba un estudiante enjugándose el sudor de la frente. "Pues es gin-tonic". Y es que del total de participantes, casi la mitad, 22.000, eran estudiantes, y a más de uno le pasó factura la noche anterior.

Tras el castigo de las rampas, el alivio del avituallamiento. Una señora llavaba hasta un cacito para darle de beber a su perro. En total, durante la carrera se consumieron 86.000 litros de líquido. El momento más especial para todos, junto con la llegada a meta, fue cuando pisaron el tartán del estadio Olímpico de MontjuÏc. Los primeros clasificados que alcanzaron la meta de la plaza de Catalunya fueron el marroquí Driss Lakhouaja, en la categoría masculina, y Eva Sanz en la femenina, quien consiguió el triunfo en la prueba por cuarta vez.

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