Presión de las grandes empresas
Hacía mucho tiempo que Washington no conocía una acción de lobby o presión tan intensa y tan variada. Grandes empresas como la automovilística General Motors, la telefónica AT&T, la aeronáutica Boeing o la informática IBM difunden en los diarios y en las televisiones anuncios en los que piden al Capitolio que apruebe la ley de normalización permanente de las relaciones comerciales con China (PNTR). Se trata de abandonar la política de las últimas dos décadas, que renueva anualmente las relaciones con Pekín, y concederle al mercado más grande del planeta y el de más rápida expansión el estatuto permanente de socio comercial."Si Estados Unidos pierde la oportunidad histórica de asociarse económicamente con China, Japón y Europa ocuparán el hueco", advirtió el viernes Richard Fisher, subsecretario de Comercio, después de que se conociera que Bruselas y Pekín habían alcanzado un acuerdo. "Para el mundo de los negocios, ésta es la más importante votación en décadas", dice Thomas Donahue, presidente de la Cámara de Comercio de EE UU, que agrupa a 200.000 compañías.
En la mejor tradición washingtoniana, las empresas pagan estos días a una legión de abogados, economistas y expertos en relaciones públicas para que presionen uno por uno a los congresistas indecisos o contrarios a la ley. En la misma dirección empuja Alan Greenspan. El jueves, el presidente de la Reserva Federal afirmó que la normalización de relaciones con China "tendrá profundas implicaciones para el sistema mundial de libre comercio y para el crecimiento a largo plazo de la economía norteamericana". "La historia ha demostrado que los pueblos adquieren más libertades a medida que se expande el capitalismo y el comercio internacional", dijo Greenspan, saliendo al paso de la heterogénea coalición que se opone a la ley por la falta de democracia en China, la represión en el Tíbet, las amenazas a Taiwan, la explotación de la mano de obra o el desinterés de Pekín por el medio ambiente.
Los partidarios del acuerdo subrayan también que éste redundará en una disminución del déficit comercial norteamericano.
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