La Generalitat reactiva el proyecto de llevar agua del Ebro a Barcelona
El agua del Ebro llega hasta Cunit; la del Ter y el Llobregat, hasta Cubelles. El Gobierno catalán estudia la posibilidad de conectar ambas redes de distribución, como solución a medio plazo para los problemas de abastecimiento de Barcelona y su área de influencia. El problema es legal. La ley que posibilitó el minitrasvase del Ebro sólo permite que su agua sea utilizada en la provincia de Tarragona. Cunit está en el límite, Cubelles ya es Barcelona. La modificación de esta ley tiene que hacerla el Congreso de Diputados.
El minitrasvase del Ebro está pensado para bombear cuatro metros cúbicos por segundo. En estos momentos se utiliza sólo la mitad de esa cifra. Mientras, las comarcas centrales, regadas por las cuencas internas catalanas, corren un año sí y otro también el peligro de las restricciones. Si la red de aguas Ter-Llobregat, que llega hasta Cubelles, pudiera conectarse a la procedente del minitrasvase, el problema de las emergencias sería menos grave, opinan tanto los ingenieros expertos en el ciclo del agua como los responsables del Departamento de Medio Ambiente. No se trata de que esta conexión hiciera innecesario el trasvase del Ródano, sino de que redujera la gravedad en casos de emergencia. El principal problema estriba en que el Gobierno central ha tratado de vincular la modificación de la ley del mintrasvase al futuro Plan Hidrológico Nacional. El plan lleva años esperando, y pueden pasar más antes de que sea aprobado.
La postura del Gobierno catalán es compartida por el principal partido de la oposición. Los socialistas no se cansan de proclamar la conveniencia de un "gran pacto catalán sobre el agua", que en palabras del diputado Manel Nadal es "posible y deseable". También el PP estaría dispuesto a contemplar la posibilidad de un pacto similar.
Los socialistas piden información y consejo. El pasado 5 de mayo, un grupo de dirigentes del partido celebró una jornada dedicada exclusivamente a analizar la situación del agua en Cataluña. A la sesión asistieron, además de Pasqual Maragall, el presidente de la Diputación de Barcelona, Manuel Royes; los diputados en el Parlament Montse Tura y Manel Nadal; alcaldes y concejales de las tierras del Ebro, entre ellos Antoni Sabaté, Joan Sabaté y Jaume Antich, y también ingenieros expertos en hidrografía. Entre otros, intervinieron Jesús Carrera, coordinador del comité científico que analizó la pertinencia del trasvase del Ródano; Robert Vergés, de Aguas Ter-Llobregat; Antoni Coch, de la Confederación Hidrológica del Ebro; Lluís Berga, presidente del comité internacional de grandes presas, y Lluís Graus, que fue ingeniero en la Junta de Aguas y que defiende la oportunidad de que el agua de Barcelona proceda del Noguera-Pallaresa.
La sesión arrojó coincidencias y discrepancias. Entre las primeras, la afirmación de que el agua del Llobregat, que sigue abasteciendo a Barcelona, no reúne los mínimos de calidad exigibles. Hubo también cierto acuerdo en que la demanda crecerá a largo plazo y en que los suministros actuales son insuficientes. A partir de ahí, las discrepancias. Coch defendió la conveniencia de que Barcelona se abastezca del Ródano; Carrera se mostró partidario de políticas de ahorro y de fomentar la investigación; Vergés negó la posibilidad de que el solo ahorro reduzca la demanda y se inclinó por el Ródano como solución definitiva. Los representantes de las tierras del Ebro criticaron las afirmaciones sobre posibles excedentes de agua en este río.
El cierre de la jornada corrió a cargo de Pasqual Maragall, quien aseguró que los socialistas reflexionarán sobre las soluciones apuntadas y harán pública su decisión pasado el verano, "en septiembre u octubre", dijo. No obstante, el líder de los socialistas catalanes aseguró: "Si la necesidad obliga, y si aquí no se encuentran los recursos precisos, los buscaremos fuera".
