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Reportaje:

Al calor del crimen

Tereixa Constenla

En la última semana han muerto de forma violenta en Andalucía seis personas. Una sucesión de hechos sangrientos en las provincias de Málaga, Sevilla, Huelva y Granada. Los sucesos han coincidido con un notable cambio climático, que ha llevado a los termómetros hasta máximas veraniegas. La mayoría de los expertos no creen que el calor dispare la agresividad o la violencia, aunque el psiquiatra Javier Criado asegura que los bruscos cambios barométricos influyen sobre personas con desequilibrios psíquicos.Hipócrates dejó dicho en la antigua Grecia que el calor, que aumenta la temperatura corporal, provocaba alteraciones en el organismo. Aquello se ha ido transmitiendo de unos a otros hasta abrirse un hueco en el refranero popular, que, aun sin fundamento científico, se instala en el universo de las creencias casi indiscutibles. La relación entre los cambios estacionales y algunas dolencias está avalada por estudios en casos obvios como las alergias primaverales y en otros menos conocidos como las úlceras duodenales que, según el psiquiatra Fernando Heredia, experimentan rebrotes en primavera.

Pero, ¿influyen las oscilaciones de temperatura, presión o estación en los comportamientos violentos? Desde el pasado domingo, día 14, han muerto de forma violenta en Andalucía seis personas. Una cifra llamativa y estremecedora que no se corresponde con lo que ocurre el resto del año. La inexistencia de estadísticas de criminalidad diferenciadas por meses impide comparar la evolución de los crímenes a lo largo del año.

Lo cierto es que tampoco hay estudios científicos sobre el tema. De hecho, entre las variables ambientales que influyen en la agresividad o la violencia se citan otras como el hacinamiento, la deforestación o el urbanismo pero no los cambios térmicos o, en general, climáticos. El psicólogo José Joaquín Fernández-Espada sostiene que la vinculación entre calor e irritabilidad es evidente, pero "no está claro que tenga relación con la violencia".

Sin embargo, el psiquiatra Javier Criado cree que los cambios bruscos barométricos actúan como factores exógenos que influyen en el comportamiento de personas inestables. Sin asegurar que los sucesos de la última semana son achacables a la repentina llegada del calor, el psiquiatra cree que hay factores meteorológicos que desestabilizan aún más a las personas enfermas. Los recientes cambios barométricos aumentan, a su juicio, la ansiedad en individuos con patologías.

"Hay cambios que fuerzan situaciones metabólicas muy significativas y que, mientras que en el enfermo crea situaciones negativas, en el ser normal suelen ser positivos", explicó. Criado recordó, por ejemplo, el reciente crimen de Cartaya (Huelva), cuando Manuel Cárdenas asesinó a su mujer y luego se suicidó. "Es muy demostrativo de que las agresividades se muestran hacia fuera y hacia dentro. Primero mata a la persona hacia la que dirige su problema, pero no acaba con el problema, que estaba en sí mismo". Y agrega: "Había un desorden de personalidad del agresor, que se acentúan en esta época de cambios primaverales, al igual que en otoño".

El psiquiatra Fernando Heredia se muestra más escéptico sobre la vinculación entre la violencia y las variaciones climáticas. Heredia dice que no está demostrado que las fases lunares o los vaivenes en las presiones atmosféricas influyan en el comportamiento humano hasta ese extremo. Sin embargo, hay estudios que demuestran que "hay una variante estacional que influye en el número de suicidios".

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Fernández-Espada, autor de un estudio sobre la evolución de la conducta suicida en Sevilla, encontró diferencias "significativas" en primavera y otoño. "Se produce un ligero aumento en esas épocas, cuando hay un ambiente más depresivo, pero no creo que tenga que ver con cambios de temperatura", sostiene.

El psicólogo explica que la estación es una variable más, pero no el único factor, que determina que una persona decida atentar contra sí misma.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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