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Helen Fisher no cree que la mujer traiga la paz si llega al poder La antropóloga estadounidense publica 'El primer sexo'

Amelia Castilla

Los tiempos han cambiado desde que Simone de Beauvoir escribió El segundo sexo. La antropóloga neoyorquina Helen Fisher cree que existe evidencia científica como para sostener que "la mujer nace mujer". El argumento de su nuevo libro, El primer sexo, las capacidades innatas de las mujeres y cómo están cambiando el mundo (Taurus), plantea que las capacidades y aptitudes de las mujeres están modificando el mundo.

Rubia, simpática y muy delgada, la antropóloga norteamericana niega que las mujeres sean superiores. "Me he esforzado por mantener que unos y otros tienen talentos naturales que han evolucionado en una u otra dirección", explicó ayer.Según esa idea, los hombres estarían mejor dotados para las tareas de alta gestión en las empresas y las mujeres, tras siglos de asegurar la supervivencia de sus crías, estarían más preparadas para competir con éxito, entre otros, en el mundo de la educación, los servicios, la sanidad, la comunicación y la justicia. "El 93% de los altos ejecutivos son hombres; a ellos les preocupa menos la salud, el tiempo libre y la familia, mientras que las mujeres tienen una mayor disposición a equilibrar el trabajo y la familia".

Cuando empezó a escribir El primer sexo, Fisher sólo quería conocer el impacto de la mujer en su incorporación al mercado laboral -"soy una científica y no tenía ideas preconcebidas"-. De hecho, pensó titularlo La mente femenina, pero luego cedió a la presión de sus editores. A medida que avanzaba en su investigación, Fisher encontró que las mujeres tienen mucho talento para la palabra. Durante miles de años han educado a su bebés con palabras y eso se traduce ahora, por ejemplo, en una mayor presencia en el mundo de la comunicación o en el de la justicia.

Como ejemplo, explica Fisher que "el 54% de los productores, editores o redactores de televisión son mujeres. También son poderosas como abogados, y en breve un 50% de los representantes de este sector pertenecerán a ese sexo. Ellas tienen sus propias ideas sobre la violación y la violencia, y eso se notará en su forma de administrar la justicia, que es una forma de poder".

A esa capacidad verbal, la profesora de la Universidad de Rutgers le suma también no sólo una mayor capacidad negociadora, sino también una mayor sensibilidad para leer las emociones. "Estamos llegando a una sociedad colaboradora", dice Fisher. Pero la antropóloga no cree que todo vaya a ser un camino de rosas en el ascenso de la mujer a determinados ámbitos del poder. "Ellas buscan el consenso y aquellas que lleguen a ser líderes mundiales conversarán mucho pero no creo que traigan la paz. Las mujeres pueden ser muy furiosas cuando cuidan a su hijos".

Para apoyar sus teorías, la antropóloga se basa fundamentalmente en estudios de biología y sobre comportamiento animal, aunque sin separarlos de la cultura o la historia. "A medida que sepamos más del comportamiento de los animales podremos explicar mejor por qué los hombres y las mujeres no se comprenden".

Fisher no ha tenido tiempo para tener hijos. "Trabajo demasiado, pero ha habido hombres maravillosos en mi vida", responde con una sonrisa. Se define como un clon. Tiene una hermana gemela idéntica a la que asegura haber pasado los genes de la maternidad. Su idea es que el gran problema de la mujer en el siglo XXI será buscar la manera de cómo equilibrar trabajo y familia, pero se muestra optimista sobre el futuro de la familia: "Ha aumentado la tasa de divorcios, pero también el número de matrimonios".

Genes o socialización

Hubo mayoría de mujeres. El coloquio celebrado ayer al mediodía, organizado por el Círculo de Debates sobre el nuevo libro de Helen Fisher, El primer sexo, contó con mayor presencia de damas. Moderó la profesora Inés Alberdi que, como única objeción, criticó el entusiasmo por la biología que muestra Fisher.Carmen Alborch y Esperanza Aguirre se sentaron juntas. Junto a ellas estaban Elena Salgado, Gracia Querejeta, Rosa Conde, Isabel de Polanco y Manuela Carmena, entre otras. La mayor parte de las intervenciones femeninas alabaron el trabajo de la antropóloga - "un libro gozoso", según algunas de las asistentes- y pidieron explicaciones sobre si el conocimiento de que se dispone sobre el cerebro humano es suficiente como para dictaminar si en su evolución tienen más peso los genes o la socialización. Fisher repitió cada vez que le hablaron de ello que "cultura y biología siempre van de la mano".

No faltaron tampoco los halagos masculinos. El político Ignasi Guardans calificó El primer sexo como "una guía de navegación para los hombres", aunque fue en este sector minoritario donde se pusieron más pegas al ensayo sobre las capacidades innatas de las mujeres. Antonio Garrigues Walker acusó la falta de referencias en el libro a la ética y Fernando Vallespín se preguntó por qué las mujeres en vez de aceptar la realidad y adaptarse no trataban de cambiarla.

Tras más de dos horas de debate, Fisher puso el punto final con su particular metáfora del siglo XXI, representada en la imagen de una mujer africana hablando por un móvil. "Ellos lo han inventado, pero ellas lo usan para hablar con todo el mundo".

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