Los bomberos no entraron en una zona acotada porque era "un campo de minas"
El sargento de bomberos Tomás Pardo aseguraba con contundencia: "Esto es un campo de minas; nos quedamos fuera". Los efectivos de los bomberos permanecían anoche como retén de seguridad sin entrar en la zona acotada alrededor de la arrasada pirotecnia Hermanos Borredà. No se adentraban dentro del perímetro considerado más peligroso por precaución ante posibles explosiones del material desparramado por todas partes. Estaba previsto que la dotación pasara la noche vigilando la situación.Pasadas las nueve de la noche de ayer, seguían oyéndose explosiones aisladas de carcasas en la pirotecnia Borredá. Pequeñas columnas de humo todavía se elevaban por encima de la ladera de la montaña próxima a Rafelcofer, en la que se podía apreciar un conjunto de pequeños rescoldos del incendio que había asolado el paraje. A la misma hora, llegaba una nueva dotación de bomberos para relevar a los que seguían limpiando los escombros en las casetas donde se consideraba que ya no había peligro. Junto a ellos colaboraba en las labores la Guardia Civil, que aportó perros entrenados para localizar restos humanos en los escombros.
A las puertas del camino que conduce a la pirotecnia Hermanos Borredà permanecían apostados dos equipos de SAMU a la espera de acontecimientos. "No se sabe lo que puede haber allí aún", comentaba un conductor que no quiso decir su nombre. "Como están los bomberos, vamos a quedarnos por si pudiera pasar algo".
Vecinos de la localidad y curiosos merodeaban junto a los equipos de rescate por el Camí de Sant Miquel, sendero de piedras que discurre entre naranjos y que une la localidad con la pirotecnia accidentada. Sus caras estaban marcadas por la preocupación de saber quiénes habían sido los accidentados, y se acercaban a los periodistas solicitando información sobre las víctimas. "¿Alguna se llamaba Encarna?", preguntó una joven que acudió al lugar junto a su familia. "Ella nos traía los cohetes los días de fútbol. Espero que no le haya pasado nada".
En el pequeño Ayuntamiento de la localidad se agolpaban vecinos pendientes de los últimos datos. No se conocía todavía la lista completa de las víctimas, lo que generaba ansiedad entre aquéllos que tienen familiares en la plantilla de la pirotecnia. En el tercer piso del Consistorio, la alcaldesa, Josefa Izquierdo, dispuso unas dependencias en las que equipos de psicólogos daban aliento a los familiares de dos de los fallecidos, vecinos de los pueblos de Potries y Pego, próximos a Rafelcofer. El secretario general de CC OO del País Valenciano, Joan Sifre, acudió a Rafelcofer para solidarizarse con los afectados. El presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, suspendió todos los actos previstos en su agenda de ayer y hoy en señal de duelo.
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