Unos traficantes abandonan cuatro toneladas de hachís en una cala de Tossa al embarrancar su vehículo en la arena

Un todoterreno con un remolque cargado de fardos de droga apareció ayer a primera hora de la mañana abandonado en Cala Llorell, en Tossa de Mar. El vehículo embarrancó en la arena de la playa y los narcotraficantes, que presuntamente acababan de descargar la droga de un barco, decidieron huir ante el temor de ser descubiertos.Fueron dos trabajadoras de un restaurante de la playa las primeras en apercibirse, a las nueve de la mañana, del vehículo y la carga abandonada sobre la arena. Las ruedas del todoterreno, bastante vetusto, se encontraban hundidas hasta su eje en la arena. El peso de la carga pudo originar el embarrancamiento, aunque tampoco se descarta una avería originada a causa de forzar en exceso el vehículo.

La mayoría de los paquetes, unos 50, apareció sobre unas rocas muy cercanas a la orilla, donde se supone que los fueron amontonando a medida que los desembarcaban.

El Equipo Contra la Delincuencia Organizada y Antidroga (ECDOA) de la Guardia Civil, que de momento no ha efectuado ninguna detención relacionada con el caso, ha abierto una investigación para esclarecer los hechos.

El primer paso será confirmar la cantidad y la calidad de la droga intervenida, que de acuerdo con una primera apreciación rondaría los 4.000 kilos de hachís y estaría valorada en cerca de 1.000 millones de pesetas (el kilo de hachís cuesta unas 200.000 pesetas), informaron fuentes cercanas a la investigación. El análisis de la composición de la droga puede arrojar pistas sobre su origen.

Los primeros testigos del frustrado desembarco creen que en la operación pudieron intervenir hasta 10 personas. Tras varios intentos frustrados, prefirieron huir dejando el material al ser descubiertos.

Se da la circunstancia de que Cala Llorell se encuentra a muy poca distancia de Cala Morisca, un enclave que se hizo famoso después de que se descubriera en él un sofisticado escondrijo para recibir y almacenar droga. En esa operación, que constató que la zona de la Selva marítima era utilizada habitualmente por bandas internacionales para introducir droga en España, se detuvo al conocido narcotraficante Jacques Cannavaggio.