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Aznar anuncia en Marruecos que acometerá una inmediata reforma de la Ley de Extranjería

Juan Carlos Sanz

Con voluntad de recobrar la perdida sintonía con las autoridades de Marruecos, el presidente del Gobierno español, José María Aznar, inició ayer en Rabat la primera visita oficial de su segundo mandato con un profundo repaso a las relaciones bilaterales políticas y económicas con el país magrebí. En una conferencia de prensa no exenta de desencuentros, junto con el primer ministro marroquí, el socialista Abderramán Yusufi, Aznar expresó la voluntad de cooperación del Gobierno español, pero también advirtió de la necesidad de frenar el aluvión de inmigración ilegal hacia la Península.

El jefe del Gobierno español anunció la revisión en el plazo más breve posible de la Ley de Extranjería, aprobada al término de la anterior legislatura con la oposición del Partido Popular, en lo que concierne al reforzamiento del control en las fronteras, en el plazo más breve posible.Aznar aseguró que en España viven en la actualidad 150.000 marroquíes en situación legal, una cifra que tras el actual proceso de regularización puede elevarse hasta 250.000. "Apreciamos, como país de emigración hasta hace poco, la contribución de los trabajadores marroquíes al progreso de España", afirmó el presidente del Gobierno español. Pero también pidió al Gobierno de Rabat que extreme los controles frente a la "criminalidad organizada" y a los "grupos mafiosos" que controlan el tráfico ilegal de inmigrantes.

Aznar también se refirió a los incidentes de El Ejido, aunque pidió a la sociedad marroquí que no convierta "la anécdota en categoría", ante la convivencia de decenas de miles de sus ciudadanos en España, y el paso "sin problemas" de los inmigrantes en Europa que atraviesan la Península cada verano.

Yusufi, por su parte, acusó a sectores empresariales y agrícolas europeos de explotar a los inmigrantes, antes de afirmar que "la actual situación de Ceuta y Melilla contribuye a incrementar la inmigración africana hacia Marruecos y causa un grave perjuicio económico y social", en una clara alusión a la soberanía española sobre ambas plazas africanas. Aznar, sin torcer el gesto, se limitó a reiterarle a Yusufi que no estaba de acuerdo con algunas de sus expresiones.

Poco antes, en un gesto también cargado de símbolos, Aznar había entregado a Yusufi el Programa de Acción Integrado para el Desarrollo y Ordenación de la Región Mediterránea de Marruecos (Paidar), que ha sido financiado con 580 millones de pesetas por la Agencia de Cooperación Española. Seis millones de personas, un 25% de la población marroquí, viven en esa región montañosa de 50.000 kilómetros cuadrados, que también es la última frontera de África ante el territorio de la Europa de Schengen. Una región fronteriza entre dos mundos, que espera el maná del desarrollo derivado de la Conferencia Euromediterránea de Barcelona en 1995. La aplicación del plan Paidar exigiría una inversión anual del orden de los 3.300 millones de dólares (algo más de 600.000 millones de pesetas) durante los próximos cinco años.

Yusufi agradeció que el gobernante español no hubiese venido "con las manos vacías" y expresó su "optimismo" ante el interés que había mostrado Aznar en su visita. Marruecos, el principal beneficiario de la ayuda exterior española no reembolsable, recibió a Aznar con honores de Estado. Además de Yusufi, que se apresuro a expresar la solidaridad del pueblo marroquí con el español por el último atentado terrorista, cinco ministros de su Gobierno acudieron a darle la bienvenida.

El primer ministro del reino alauí eludió pronunciarse sobre la posición marroquí ante la negociación del acuerdo pesquero entre Marruecos y la Unión Europea, al señalar que corresponde a Bruselas precisar los nuevos términos de las negociaciones. "Las relaciones con Marruecos", terció Aznar, "no están exentas de complicaciones, pero hay un trabajo de comprensión mutua".

El presidente del Gobierno español recordó que España ha ofrecido a Marruecos un acuerdo de cooperación con créditos que se elevan hasta 150.000 millones de pesetas.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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