Mueren dos vigilantes en un intenso tiroteo tras un asalto con bombas a un furgón en Vigo
Un intento de atraco con explosivos y armas automáticas a un furgón blindado de Prosegur se saldó ayer en Vigo con dos personas muertas, el conductor del vehículo y uno de los vigilantes que viajaba en él. Otro guarda jurado recibió un balazo en un brazo y tres transeúntes resultaron con heridas leves por la onda expansiva de las explosiones. Los asaltantes no consiguieron su botín. Como en los dos casos anteriores, en 1994 y 1995, la policía maneja dos hipótesis: una banda internacional de delincuentes, con posibles conexiones en Portugal, o la banda terrorista GRAPO.
La dotación del furgón blindado consiguió ahuyentar a los cuatro atracadores, tres hombres y una mujer, que actuaron a cara descubierta y no consiguieron el botín que pretendían. Es el tercer atraco que en los últimos cinco años sufren furgones de Prosegur en la misma zona, muy próxima a la plaza de España, de Vigo.Los hechos se produjeron a las 7.45 horas de ayer, a la altura del número 22 de la Carretera Provincial, de trazado paralelo a la avenida de Madrid, que es el principal acceso a Vigo desde la Meseta.
El furgón se dirigía a Pontevedra. Los atracadores utilizaron armas automáticas y tres explosivos plásticos, de fabricación casera, que colocaron respectivamente en un contenedor de basuras -ésta no explotó-, en un coche estacionado en el lugar y el último, que fue el más efectivo, en el suelo, en mitad de la calle. Éste estalló al paso del furgón y abrió un boquete en su carrocería.
90 casquillos
La explosión detuvo la marcha del vehículo blindado. Los asaltantes lanzaron entonces un cóctel mólotov al interior del mismo, lo cual obligó a los tres vigilantes jurados a apearse, conmocionados, pero empuñando sus armas reglamentarias y dispuestos a repeler la agresión. Enseguida se inició un intenso tiroteo -la policía contaría luego 90 casquillos- entre los asaltantes y los guardas, uno de los cuales, el conductor, fue acribillado de inmediato.
Entre los numerosos disparos que recibió el conductor del furgón, Gonzalo Torres Lage, de 60 años, uno fue mortal de necesidad. El proyectil le entró por la región frontal y le salió por la nuca, arrastrándole parte de su masa encefálica. En la clínica Povisa, a la que fue trasladado por una ambulancia del 061, sólo pudieron certificar su defunción.
El otro vigilante fallecido, Jesús Sobral, de 28 años, ingresó en estado muy grave en el hospital Xeral-Cíes, en el que se le apreció rotura hepática e intestinal y desgarros de vasos mesentéricos. Fue intervenido de urgencia, pero los médicos no pudieron evitar su fallecimiento poco después de las dos de la tarde. El tercer guarda jurado que custodiaba el furgón, Manuel E.P., de 39 años, herido en un brazo, fue atendido en la clínica Povisa, que abandonó media hora después.
El espectacular tiroteo se produjo en un lugar muy transitado, en uno de los principales accesos a la ciudad y muy cerca de algunas viviendas. Las explosiones y el diluvio de balas sobresaltaron a los vecinos y a varios transeúntes, que pudieron asistir atónitos, apenas a unos metros de distancia, a una escena sólo habitual en el cine. Tres de las personas que transitaban por el lugar resultaron con heridas de pronóstico leve causadas por la onda expansiva de la primera explosión. Uno de ellos, un chico de 15 años, era a última hora de ayer el único herido que permanecía hospitalizado para observar su evolución.
Los atracadores, tres hombres y una mujer que actuaron a cara descubierta, se dieron a la fuga sin conseguir sus objetivos. Se cree que uno de ellos resultó herido en el tiroteo, ya que se encontró sangre en el coche que utilizaron para fugarse y luego abandonaron. La policía acordonó enseguida la calle, alfombrada por los cristales rotos que provocó la onda expansiva y donde ayer por la mañana el vecindario vivía en un clima de angustia y excitación.
Un equipo de artificieros de la policía se ocupó de desactivar una de las bombas que no llegó a hacer explosión mientras que otros efectivos localizaban en el lugar de los hechos una mochila. En ella se encontraron varios cartuchos y artefactos explosivos: hasta cuatro bombas-lapa. Las características de este material explosivo, así como los casquillos de armas automáticas muy especializadas, hacía concluir a la policía a última hora de la tarde de ayer que "todos los indicios" llevan a pensar en la banda terrorista Grupos de Resistencia Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO).
Por el suelo había billetes esparcidos por la confusión del asalto, aunque Prosegur confirmó que no faltaba dinero. Los atracadores no pudieron llevarse nada. la empresa no quiso aclarar la cantidad que transportaba el furgón alegando motivos de seguridad.
La policía también localizó a mediodía, en el barrio de Sárdoma, a unos dos kilómetros del lugar de los hechos y donde Prosegur tiene su sede, el vehículo que utilizaron los atracadores, un Opel Kadett de color blanco y con matrícula falsa de Pontevedra. Se supone que en ese lugar cambiaron de coche aunque no se ha precisado por cuál ni la dirección que tomaron.
El director general de la Policía, Juan Cotino, que se desplazó a Vigo para visitar a las familias de los guardas, prefirió no aventurar ninguna hipótesis sobre la identidad de los asaltantes. No descartó la posibilidad de que fuesen delincuentes comunes o miembros de los GRAPO, un grupo que aparece y desaparece periódicamente y que ya tiene experiencia en asaltos similares. Con Cotino se desplazaron a Vigo agentes de la policía científica para colaborar en la investigación.
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