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Aragón elabora un plan para prevenir la violencia en los centros El programa, de tres años, se empezará a aplicar el próximo curso

El Gobierno de Aragón ha elaborado un plan para garantizar la formación en la convivencia pacífica y en valores, en el que se involucren las instituciones. Se trata de prevenir, de adelantarse a los acontecimientos y con un programa adaptado a la comunida, señala la consejera de Educación del Gobierno Aragonés, María Luisa Alejos-Pita. Este "plan de convivencia" se pondrá en marcha el próximo curso, hasta el año 2003.

Pocos alumnos, ratios adecuadas y sin grandes bolsas de marginalidad. Estas características hacen de la escuela aragonesa rural un excelente laboratorio para sacar adelante un proyecto que la consejera María Luisa Alejos-Pita bautiza como un "plan de convivencia". Con este programa se pretende combatir las consecuencias de algunos rasgos de las sociedades avanzadas. La apertura de fronteras, la convivencia de culturas distintas y el vertiginoso ritmo de los avances tecnológicos generan problemas como las bolsas de marginalidad, las conductas agresivas y los conflictos entre los jóvenes.Según la consejera, "hay que darle la vuelta a la escuela. Se trata de educar en valores, y para ello se ha organizado un plan que se impartirá de forma transversal y global, se introducirán cambios curriculares, haciendo el organigrama de los centros más participativo, y además, en la fase final, se involucrará en el proyecto a la sociedad, los Ayuntamientos y los movimientos asociativos".

Cambios en el currículo

El proyecto tiene tres fases. En una primera se implantará en los centros de primaria y secundaria que lo soliciten de forma voluntaria. En la comunidad estudian en la enseñanza pública 38.900 alumnos de primaria y 30.200 de secundaria. Hay 298 centros públicos de infantil y primaria y 96 de secundaria. En la enseñanza concertada estudian 21.800 alumnos de primaria y 15.300 de secundaria.

No se elegirán centros especialmente conflictivos. En aquellos que decidan aplicarlo, se realizarán actividades para educar en valores como la tolerancia, la solidaridad, la comprensión y la participación. Para eso será necesaria una reforma normativa y modificar el reglamento en busca de conseguir una escuela más participativa. Se enseñará a los alumno a aceptarse a sí mismos, las diferencias de los demás y a educarse en el respeto de las ideas y formas de ser de los otros.

Durante la segunda fase, en el curso 2001-2002, se extenderá a casi todas las escuelas de Aragón e incorporará a los padres o tutores. El modelo entiende que hoy las relaciones entre padres e hijos han cambiado y que se dan factores que distorsionan valores como el referente de la autoridad: por eso se buscará que los padres se involucren más en la escuela.

En una tercera fase, el proyecto se abrirá a la sociedad y entrará en los Ayuntamientos y las asociaciones. El programa, que la consejera reconoce ambicioso, incluye la elaboración de materiales específicos.

La consejera explica que "no se trata de dejar de cumplir la función esencial de la escuela, ni de hacer un currículo específico para los centros aragoneses. Se trata de incorporar materiales adecuados para la formación del profesorado, en los que no hay receta, pero sí orientaciones ya muy sabidas, como son las técnicas de dinámica de grupo, indicaciones para poder resolver los conflictos".

Además, se van a revisar las licencias por estudios, de forma que resulten primadas las que se soliciten para investigar sobre el plan de convivencia. Alejos-Pita está convencida de que hasta dentro de tres años no se verán los primeros resultados, pero añade que es obligación de su departamento encarar algo que ya ha ocurrido en otros lugares. "Si hay violencia en las escuelas y en algunos sitios se ha solucionado con policía, queremos darle la vuelta y educar para que el niño crezca en valores y se haga adulto responsable", señala.

Aunque ya se han encendido algunas luces de alarma -el ultimo informe del fiscal de menores de Zaragoza marca un crecimiento de los delitos en un 30% en 1999-, la consejera reconoce que sólo hay chispazos de alarma, pero que por eso mismo es preciso comenzar a trabajar.

La consejera señala: "No se puede escurrir el bulto y dejar de reconocer que la inmigración o las diferencias económicas propias de una sociedad muy competitiva, abierta y cerrada por la diversidad cultural y étnica, producen una sociedad en conflicto, en la que los niños y adolescentes son los más indefensos. Es obligación de quienes creemos en la escuela pública insistir en la prevención".

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