Perseguidos por informar
Como muchos de los periodistas que trabajan en Colombia, Gloria Helena Rey Rodríguez recibe amenazas de muerte constantes aunque no sabe de quién. Sí sabe por qué: por ejercer su derecho a informar como corresponsal de la BBC en su país. Esta profesora de la cátedra de Opinión Pública de la Universidad de la Sabana, Bogotá, aporta datos ilustrativos: 150 periodistas asesinados en los últimos 20 años y 7 en el pasado año en Colombia. La guerra civil no declarada que asuela aquel país es un escenario difícil para los que se dedican a explicar lo que sucede. Los militares, cuenta, creen que el periodismo es "un arma psicológica contra el enemigo". Por ello, "la libertad de prensa es una víctima real, y el periodista una víctima potencial cuando no hace caso de las advertencias de los guerrilleros: son amenazados o asesinados y otros, más de 15, han tenido que optar por el exilio".Gloria Helena Rey es una de las periodistas que se han acercado estos días a Barcelona para participar en las jornadas organizadas por el Centro de Cultura Contemporánea sobre la libertad de prensa. Las jornadas, que comenzaron coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, el pasado día 3, y finalizaron ayer, han reunido a periodistas de 11 países donde no hay libertad de prensa.
En la sede de Radio B-92, la radio independiente serbia, entraron unos militares: "Saque las manos del ordenador, su programa se ha acabado". La orden iba dirigida a Bojana Lekic, jefa de redacción de Radio B-92, multada, censurada y finalmente cerrada por el régimen de Slobodan Milosevic nada más iniciar los bombardeos de la OTAN en Yugoslavia el año pasado.
"Los medios de comunicación eran objetivos legítimos durante los bombardeos", asegura Bojana Lekic, que pregunta irónicamente: "¿Alguien tiene una píldora para calmar a mi madre? Sufre de los nervios porque soy periodista". Lekic, como todos los periodistas opositores a Milosevic, recibe amenazas constantes y de todo tipo, pero ella sigue ejerciendo como periodista en una página web de noticias, Free92, creada por el equipo de la radio.
Desprestigio
Ángel Páez es otro de los protagonistas de esta historia. Peruano, jefe de la sección de investigación del diario La República, crítico con el gobierno de Alberto Fujimori y corresponsal del diario argentino Clarín. Su delito fue informar sobre la compra de armamento en pleno conflicto entre Perú y Ecuador. Su castigo: una campaña de desprestigio por parte de "la prensa de alquiler [financiada por el Gobierno]", en la que se le acusaba de "traición a la patria", delito castigado con el fusilamiento.
También Alejandra Matus, periodista chilena, tuvo que pedir asilo en EE UU por su libro sobre la justicia chilena, requisado por la Administración de su país. En la misma situación hay muchos más. Y no todos pudieron estar estos días en Barcelona.
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