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Amenazas sobre el Kurdistán iraquí

Temeroso del experimento democrático, el régimen de Bagdag amenaza a la autonomía kurda con una 'limpieza étnica'

ENVIADO ESPECIALLa experiencia democrática del Gobierno autónomo del Kurdistán iraquí se encuentra en peligro de muerte. Esta nueva Administración -incrustada en poco menos de 10 años en el norte de Irak, fuera del control de Sadam Husein, como consecuencia directa de la guerra del Golfo- vive momentos de angustiosa incertidumbre a causa de las presiones políticas del régimen de Bagdad, que se resiste a dejar escapar de las manos la región, por lo que está impulsando, entre otras maniobras, una operación de limpieza étnica en la zona.

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"Nuestro peor problema es que no tenemos un futuro claro", coinciden en afirmar las autoridades del Gobierno autónomo del Kurdistán, instalado sobre tres provincias del norte de Irak (Arbil, Suleimaniya y Dohuk) con una superficie de poco más de 50.000 kilómetros cuadrados en los que se concentran 3,5 millones de habitantes.

Los líderes políticos kurdos definen con dificultad y embarazo la nueva Administración autónoma, surgida después de la guerra del Golfo y tutelada por los aviones de Estados Unidos y el Reino Unido. En cualquier caso, aseguran pertenecer al Estado federal de Irak y constituir un "experimento democrático", que supone a la vez "una bofetada en la cara" al régimen centralista y autoritario del presidente Sadam Husein.

"El futuro del actual Gobierno autónomo del Kurdistán depende del futuro de Irak de cuya nación formamos parte", asegura el doctor Rosch Shawais, presidente del Parlamento del Kurdistán, situado en la capital histórica de Arbil y que se encuentra desde hace cuatro años funcionando a medio gas, como consecuencia de los enfrentamientos internos que han llevado a la división del territorio en dos administraciones: una controlada por el Partido Democrático del Kurdistán (PDK), con Masud Barzani a la cabeza, y otra bajo el dominio de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), con Yalal Talabani al frente.

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Las declaraciones solemnes y pragmáticas de estos dirigentes que en ningún momento se atreven de hablar de Estado independiente, a enseñar o dejar fotografíar su bandera nacional o a hablar simplemente de su himno y que aseguran formar parte del Estado federal de Irak, no consiguen tranquilizar a las autoridades de Bagdad. La Administración central observa con desconfianza que este "ensayo" tutelado por la comunidad internacional temiendo que suponga el principio de una fragmentación del país y una maniobra para debilitar el régimen de Sadam Husein.

"Las autoridades de Bagdad están haciendo lo imposible para impedir la reconstrucción de nuestra región, negando incluso los visados para que los técnicos contratados por la ONU puedan venir a ayudarnos", afirma dolorido el máximo dirigente de la UPK, Yalal Talabani, de 67 años, presidente de facto de una de las dos zonas autónomas con capital en Suleimaniya, aunque él asegura ser sólo un modesto secretario general del partido y jefe de las milicias o pechmergas.

Las dificultades levantadas por el Gobierno central de Irak para hacer fracasar el proyecto democrático del Kurdistán parecen haber tenido eco en Turquía, que no quiere "oír hablar de la experiencia" y ha decidido cerrar la frontera del Kurdistán iraquí a la prensa extranjera, y a la ayuda internacional de las organizaciones no gubernamentales.

Pero esto no es todo. El régimen de Sadam Husein, que parece dispuesto a no dejarse arrebatar de las manos esta zona del país, que supone el 16% de su territorio, está impulsando una operación de limpieza étnica con la que trata de implantar en las zonas cercanas al Kurdistán a los refugiados palestinos afincados en otras zonas del país, a los que se podrían sumar otros refugiados provenientes de Líbano, Siria o Jordania.

"Yasir Arafat nos ha dicho que no aceptará la operación", afirma Talabani en su despacho de Kalachuana, un antiguo cuartel del Ejército iraquí perdido en medio de las montañas y convertido ahora en plaza fuerte, domicilio de los miembros de su Gobierno y sede de la primera Academia Militar del Kurdistán autónomo.

Pero las promesas sirven de poco. Los últimos informes confidenciales hablan ya de desplazamientos palestinos hacia la región de Kirkuk, reclamada como parte histórica del Kurdistán, lo que supone la continuación de una operación de arabización iniciada ya en la década de los ochenta por Sadam Husein, que se saldó con millares de muertos y la destrucción de más de 4.500 aldeas.

El Kurdistán autónomo y democrático se encuentra en pie de guerra. La milicia local compuesta en total por más de 165.000 hombres se encuentra perfectamente adiestrada, cuenta con todo tipo de armamento menos con aviación, que está siendo suministrado por los países vecinos, especialmente Irán. Los pechmergas controlan cada kilómetro de sus carreteras, patrullan por las ciudades y pueblos y tratan de garantizar la supervivencia de esta isla democrática.

El Kurdistán autónomo cuenta con una veintena de partidos políticos, desde la extrema derecha a la extrema izquierda, asegura Talabani. Las actividades de estos partidos se encuentran garantizadas por la primera ley fundamental aprobada por el Parlamento unificado kurdo durante su breve singladura iniciada hace cuatro años e interrumpida por una breve pero sangrante confrontación nacional pocos meses después.

Pero además en el Kurdistán iraquí existe una amplia libertad de expresión que permite la vida de más de un centenar de periódicos y revistas, y de, al menos, ocho cadenas de televisión locales. En esta zona se han implantado ya los sistemas más sofisticados de comunicación, incluido Internet.

Todo ello se hace en medio de grandes dificultades mientras el Gobierno central de Bagdad mantiene cortadas las líneas eléctricas y telefónicas hacia el Kurdistán, lo que ha obligado a implantar una gran red de generadores y a extender el uso de los teléfonos vía satélite.

El principal soporte del Kurdistán es la propia Organización de Naciones Unidas que distribuye directamente las ayudas del programa petróleo por alimentos, lo que se ha traducido en esta zona en un descenso de la mortandad infantil y en una sensación de abundancia y prosperidad, apoyada además por el contrabando de todo tipo de bienes.

Los dirigentes políticos de este Kurdistán abierto en el que ayer se podía ver la película Emmanuelle o en el que hace sólo una semana se ha abolido por decreto el derecho a matar a las mujeres adúlteras -crímenes de honor-, son grandes admiradores de las autonomías catalana y vasca.

Ayer Talabani, en un momento de exaltación autonómica, hermanó a catalanes y kurdos con todo tipo de adjetivos, recalcando además que la primera letra de las dos comunidades es la k.

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