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En Cataluña se ha pagado ya un billón en peajes y aún quedan por pagar otros cuatro

Los pagos en las cabinas de peaje situadas en territorio catalán ascienden a un billón de pesetas. Y lo que queda por pagar es una cifra que cuadruplica la anterior: cuatro billones de pesetas más. Éstas son dos de las conclusiones que figuran en el libro El estado de los peajes, elaborado por varios autores, que editará dentro de unos días Òmnium Cultural. El capítulo correspondiente a las concesionarias que operan en territorio catalán, el último entregado, es obra del secretario general del consorcio Xarxa Viària, Jordi Carrillo, quien evalúa los beneficios de las concesionarias en Cataluña en 245.000 millones de pesetas hasta la fecha y cifra los beneficios futuros en 1,37 billones más.

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Carrillo registra los ingresos por peaje realizados por los tramos de autopista situados en Cataluña desde el primer momento hasta 1998. La suma final es de 710.880 millones de pesetas. A esta cantidad hay que añadir los 80.000 millones ingresados en 1999, el impuesto de tráfico de empresas, que se hizo efectivo hasta 1985, y el impuesto sobre el valor añadido (IVA). La suma total es de un billón de pesetas para los peajes situados en Cataluña y de 1,4 billones para las seis concesionarias que operan en territorio catalán. Carrillo relaciona estos ingresos con las inversiones: 308.457 millones de pesetas en Cataluña, de un total de 419.337 millones de pesetas si se cuentan las concesiones en todo el territorio español.El problema esencial, sin embargo, es que estas cantidades no fueron desembolsadas en su momento por las concesionarias, sino que las cantidades realmente aportadas fueron notablemente inferiores (93.207 millones en Cataluña) y se recurrió al endeudamiento para el resto de las inversiones, lo que ha supuesto graves cargas financieras (que han disminuido en los últimos años gracias a la caída de los intereses) y un sobrecoste para el erario público debido a que el Estado asumió el seguro de cambio.

Moneda extranjera

Este compromiso fue contraído por el Estado a cambio de que las concesionarias se endeudaran en moneda extranjera. El descenso de la peseta ha costado al erario público unos 800.000 millones de pesetas a lo largo de estos años por este concepto.

Al billón de pesetas pagado en peaje en Cataluña, tanto por los catalanes como por cualquier otro ciudadano que haya circulado por las autopistas, hay que añadir lo que queda por pagar, contando los periodos de duración de las concesiones. Jordi Carrillo cifra esta cantidad, suponiendo que no haya grandes incrementos de tráfico, en otros cuatro billones de pesetas sólo en Cataluña. La cifra es el resultado de sumar la expectativa de cobro de peaje por las seis concesionarias en sus tramos catalanes: el resultado son 3,7 billones, sin contar el IVA. Este impuesto aumenta el pago en un 7% para los turismos y en un 16% para vehículos pesados, lo que da una media cercana al 10%.

Una vez calculados los gastos (de explotación, financieros, impuestos y reversión al fondo de amortización), los cálculos de Jordi Carrillo señalan que los beneficios netos de las concesionarias ascienden en Cataluña a 245.863 millones de pesetas.

PASA A LA PÁGINA 5

Las autopistas prevén 1,3 billones de beneficios hasta el final de las concesiones

VIENE DE LA PÁGINA 1 Para los periodos que faltan hasta el final de las concesiones, los beneficios de las concesionarias serían de 1,37 billones más, según las estimaciones hechas por Jordi Carrillo.

Carrillo trabaja con los datos oficiales facilitados por los planes económico-financieros de las propias empresas en poder de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Su opinión, no obstante, es que los planes calculan a la baja y pone como ejemplo lo ocurrido en ACESA en los dos últimos años. Para 1998, la empresa declaraba una expectativa de ingresos de 59.291 millones de pesetas que, tras las rebajas, debía caer en 1999 hasta los 54.310 millones. Los ingresos reales fueron 60.953 millones en 1998 y 59.953 en 1999.

En Cataluña operan seis concesionarias. Cuatro de ellas explotan tramos dependientes de la Generalitat de Cataluña y las otras dos, las mayores en número de kilómetros explotados, tienen concesiones hechas en su día por el Gobierno central. La principal conesionaria es ACESA (Autopistas Concesionarias Españolas, Sociedad Anónima). La empresa explota 541 kilómetros, de los que 440 están en territorio catalán. Esto supone el 80% de su negocio, pero el 92% de sus ingresos.

La segunda concesionaria, por número de kilómetros, es Aumar, que recorre el litoral mediterráneo desde Salou hacia el sur. De los 467,6 kilómetros que explota esta concesionaria, 87,4 se hallan en Cataluña. Esto supone el 19% de la concesión y el 21% de sus ingresos.

Estas dos operadoras trabajan con concesiones del Gobierno central. No obstante, algunos de los tramos que explota ACESA (la A-19, que recorre el litoral por la comarca del Maresme, y el tramo de la A-17 que va de Barcelona a Mollet del Vallès) no dependen ya del Gobierno central al haber sido transferidos a la Generalitat.

Estos tramos reúnen dos características comunes: discurrían íntegramente en territorio catalán y habían pagado los préstamos, contraídos en moneda extranjera, por lo que la Administración ya no tenía que asumir el seguro de riesgo.

Las otras concesionarias explotan tramos concedidos por el Gobierno catalán. Dos son privadas y las otras dos de la Generalitat. Las primeras son Autema, que gestiona la autopista entre Sant Cugat y Rubí, y entre Terrassa y Manresa, y Aumar, que tiene la concesión de la A-16, que enlaza el Baix Llobregat con El Vendrell a través de los túneles del Garraf.

Las dos públicas son Tabasa, que explota el túnel de Vallvidrera, y Túnel de Cadí, que tiene la concesión del enlace entre el Berguedà y la Cerdanya. Carrillo anota en su estudio: "Las que tenían cierto interés son privadas y las problemáticas acaban siendo públicas".

Un portavoz de ACESA declinó ayer comentar estas cifras, asegurando que la empresa no tiene nada que decir.

Además de Jordi Carrillo participan en el informe el diputado socialista Germà Bel, los economistas Pere Lleonart y Josep Vergès y Lluís Ballbé, de la Federación Catalana de Municipios. Albert Serratosa, responsable hasta hace poco del plan territorial metropolitano, ha hecho la introducción.

El precio del rescate

El libro de Òmnium Cultural ha cabalgado antes de nacer. Los estudios realizados por Jordi Carrillo han servido de base para las teorizaciones del Consorcio Xarxa Viària, que persigue la supresión de los peajes en Cataluña de un modo gradual. Otro de los capítulos, elaborado por el profesor de Política Económica y hoy diputado socialista Germà Bel fue asumido en su momento por el PSC y defendido por el propio Joaquim Nadal como documento base en materia de peajes.Este estudio, incorporado a los trabajos realizados por la comisión sobre peajes del Parlament, recoge un plan para suprimir las tarifas de las autopistas en el año 2006.

Las primeras voces que hablaron del rescate de las concesiones se encontraron con respuestas tajantes que aseguraban que esto era imposible. El propio presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, se sumó a quienes negaban la posibilidad del rescate asegurando que esto costaría no menos de un billón de pesetas. Pujol añadió que, en caso de disponer de esta cantidad, el recate de las autopistas no sería la primera prioridad del Gobierno catalán. El presidente retó a quien tuviera una solución a que la pusiera sobre la mesa y eso es lo que ha tratado de hacer Xarxa Viària.

La comisión parlamentaria encargó un estudio sobre el rescate de los peajes en el que se sugería que el coste oscilaría entre el medio billón y el billón de pesetas.

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