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El nuevo Plan Nacional de I+D también relega a los sectores tradicionales de la industria valenciana

La Generalitat ha iniciado las negociaciones del Plan Valenciano de Investigación y Desarrollo (PVID) con las cinco universidades, que preparan sus respectivas alegaciones para el 9 de mayo. De esta forma, el Gobierno pretende atemperar la polémica exclusión de la elaboración de la investigación universitaria, que genera el 59% del gasto global valenciano. Sin embargo, la tensión con el mundo empresarial, debido al poco peso de los sectores tradicionales (textil, madera, gráficas y alimentos) en favor de la industria del ocio, el turismo y comunicaciones, ha generado malestar en un entorno que está olvidado desde el segundo Plan Nacional de I+D, según el estudio Geografía de la Innovación.

Camino del cuarto Plan Nacional de I+D (que será el primero del Gobierno del PP), los sectores tradicionales de la industria valenciana siguen sin haber logrado el impulso necesario por parte de la Administración que requiere un tejido formado en su 95% por pymes. Sólo el primer Plan Nacional 1988-92 contempló, en la escala territorial valenciana, un grueso apartado para Modernización de la Industria Tradicional (MIT) de casi 700 millones de pesetas de la época. La industria de Tecnología de los Alimentos, la de Física de Altas Energías, Biotecnología y Ciencias Agrarias copaban más de 2.000 millones, que se traducen hoy en fuertes institutos de investigación y exportación de I+D en estas áreas, así como la aportación a nivel nacional de grupos potentes de astrofísica.Sin embargo, el MIT desapareció del segundo plan y no ha vuelto a concebirse como apartado clave. El malestar, que ha sido puesto de manifiesto públicamente y en varias ocasiones a lo largo del año pasado por el propio presidente de la patronal CEV, Rafael Ferrando, tiene su origen en la acumulación de años de olvido. Según el estudio de los investigadores de la Universidad de Valencia, Amat Sánchez y Miguel Torrejón, "por sectores, el sistema tecnológico valenciano se caracteriza como un sistema desequilibrado y por la baja implicación del sector empresarial en las actividades tecnológicas".

Déficit respecto al PIB

Uno de los factores de mayor incidencia, sin embargo, recae en la propia Generalitat, cuya captación de recursos de la Administración central ha sido relativamente baja e inferior al PIB valenciano. La proporción es del 7% del presupuesto estatal para un 10% de aportación al PIB nacional. Es decir, la Comunidad Valenciana recibe tres puntos menos para I+D de lo que aporta a la economía nacional. Sólo durante el primer y segundo gobierno socialista de Joan Lerma, y tras una dura negociación con Madrid, logró que la Administración central destinara las cifras antes mencionadas. Bajo esta concepción nació el IMPIVA (Instituto de la Mediana y Pequeña Empresa), concebido inicialmente como un órgano de participación social, donde estaban representados desde la Administración autonómica, a las universidades, ayuntamiento de Paterna, sindicatos, patronal y cámaras de comercio. En opinión del economista Amat Sánchez, "el proyecto de parque tecnológico de Paterna ha fracasado", en primer lugar, porque nació de espaldas a un "motor específico" que impulsara la actividad de I+D, bien desde las universidades o una multinacional. El resultado da una "acumulación física de institutos tecnológicos" y de centros de formación de la Cámara de Comercio, Estema, el sindicato UGT, sin articulación entre ellos.

El modelo catalán es opuesto desde su concepción. Desde la secretaría de Universidades del Gobierno de la Generaltitat Catalana explican un modelo basado en la identificación de los grupos fuertes de investigación que presentan proyectos para adscribirse a las distintas convocatorias de ayudas a proyectos. Por parte del mundo empresarial, se fomenta al mismo tiempo la creación de unas redes temáticas de investigación acordes y necesarias al desarrollo de su tejido indutrial. De esta forma, explica la Generalitat catalana, se logran unificar grupos e intereses empresariales en una amplia red temática de grupos estables de investigación.

El fuerte desequilibro de crecimiento, tecnificación y competividad por sectores en la Comunidad Valenciana hace que el sistema en su conjunto, a juicio del economista valenciano, sea muy débil a nivel compartivo con el País Vasco, Cataluña y Madrid; a nivel de inversión; en resultados de ocupación; y, por tanto, en precariedad laboral. "Hay una clara correlación entre los sectores más desafavorecidos en I+D y su repercusión económica y competitiva". Ello se debe, en su opinión, al desequilibrio entre la especialización de los planes de investigación y la especialización real del tejido valenciano.

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