Novillos blandos y un novillero templado
Quedó la tarde templada, sin nubarrones amenazantes que se cernieran sobre el coso de Las Ventas, y comenzó la novillada, que a la postre fue entretenida, aunque muy blanda, ya que los novillos del Puerto de San Lorenzo estuvieron fatal de fuerzas en líneas generales, y cuando los toros ruedan por la arena, también lo hace la fiesta. Sin embargo, hubo sustos, emoción y buen toreo. Que trajo un chaval de por tierras de Salamanca, que, al final, convenció a todos, y cortó una legítima oreja de ley.En los carteles se anuncia con el nombre de Javier Castaño, nació en el pueblo leonés de Albaredos, pero su crianza y residencia son salmantinas, y en su escuela taurina empezó su aprendizaje. Atesora Castaño dos virtudes: el temple y el valor necesarios para quedarse quieto, según demostró ayer tarde ante la cátedra.
Puerto / Vilariño, Castella, Castaño Cinco novillos de Puerto de San Lorenzo y 5º de Lorenzo Fraile Martín, desigualmente presentados, muy blandos, de juego irregular; 4º, devuelto por inválido; sobrero de Alejandro Vázquez, mansurrón
David Vilariño: bajonazo y dos descabellos (silencio); pinchazo sin soltar, pinchazo soltando y estocada delantera y atravesada (silencio). Sebastián Castella: pinchazo sin soltar, estocada caída atravesada, descabello -aviso- y tres descabellos (silencio); pinchazo hondo, metisaca caído, pinchazo y estocada (silencio). Javier Castaño: estocada, descabello -aviso- y descabello (palmas); pinchazo hondo arriba y descabello (oreja). Plaza de Las Ventas, 30 de abril. 2ª corrida de abono. Lleno.
En su primero, Castaño estuvo tozudo y embarullado. Nos brindó una faena de muleta que trascurrió entre atrangantones, sustos y suspiros del respetable. Hasta tres veces le dio una voltereta el blando novillo. Con la muleta retrasada, tesonero y corajudo. Por los dos pitones le cogió el novillo. Amén de unos cuantos achuchones. Y volvía a la cara de la res y se ponía a dar muletazos, estoico y envalentonado. Revuelo de capotes de las cuadrillas que le auxiliaban, gritos del público. Y que no me voy de la cara del novillo. Un alivio fue la plaza cuando las mulillas arrastraron a ese tercero de la tarde.
Cambió el panorama en el sexto. Lo recibió Javier Castaño de capote. Verónicas suaves por el pitón derecho. Sin trascendencia, las fuerzas del burel no eran muy allá, y los lances en conjunto resultaron discretos. Sin embargo, en el último tercio, la muleta templada, la distancia adecuada, las zapatillas asentadas en la arena y una muñeca dominadora, cambiaron el color de la tarde. Crujieron los olés y el pecho de la afición se calentó. La faena fue a mejor, y terminó con una soberana tanda de redondos. Antes Castaño había toreado al natural largo y muy templado. Los pases de pecho fueron de pitón a rabo.
Sebastián Castella quiso y no terminó de poder en sus dos novillos. Su primero desarrolló castita, y no acertó con el temple, ni con la distancia. Sufrió varias coladas y pareció estar a merced del cornúpeta. En su segundo estuvo voluntarioso. Faena desigual, en diferentes terrenos, en busca del entendimiento con el manso y calamocheador novillo. Una serie de derechazos, de exposición y aguante, fue lo mejor de toda su labor torera.
David Vilariño desaprovechó al noble primero, que tenía un pitón derecho potable. Y con el sobrero colorado de Alejandro Vázquez porfió sin obtener nada claro ante el mansurrón, que fue muy bien lidiado de capote por el subalterno Curro Cruz. Otro banderillero a destacar es Luis Carlos Aranda, ya que puso dos buenos pares de rehiletes de torería sin par.
Babelia
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